viernes, 31 de marzo de 2017

La teoría sociológica clásica.

1.    Revisión de la fundamentación sociológica (Augusto Comnte; Max Weber y Emilie Durkheim)
Dentro del presente apartado, tal como se previno, se abordaran esencialmente tres teóricos de impacto profundo en el ámbito de la sociología. La razón es dotar al estudiante de maestría de la curiosidad de desarrollos que han llevado a cabo autores del calado de Weber o Durkheim, quienes han revolucionado el mundo de la sociología moderna, claro la presente revisión no intenta ser exhaustiva y mostrar todos los autores y escuelas existentes en la materia, sino introducir al jurista en la gama de interpretaciones y aportaciones de carácter sociológico general.
   Así pues, comenzaré esta reflexión con Augusto Comnte, quien comenzó por preguntarse la fórmula para obtener el orden social que requería una sociedad como la francesa posrevolucionaria, que como se conoce cayó en un momento de anarquía bajo el directorio de Robespierre, por ende, Comnte notó que la sociedad pretendía obtener un cambio social mediante la redacción de una nueva Constitución y no mediante un análisis estructural de la sociedad, tal como lo expresó de la siguiente manera:
La multiplicidad de las pretendidas constituciones creadas por los pueblos desde el comienzo de las crisis, y la minuciosidad excesiva de la redacción que se encuentra más o menos en todas, serían bastantes por sí solas para demostrar, con toda evidencia, a todo espíritu capaz de juzgarlas, cómo se han desconocido hasta el presente la naturaleza y dificultad de la formación de un plan reorganizador. Cuando la sociedad esté realmente reorganizada,  será motivo profundo de asombro para nuestros nietos el que se hayan producido en un intervalo de treinta años diez constituciones, siempre proclamadas, una tras otra,  como eternas e irrevocables, muchas de las cuales contienen más de doscientos artículos muy detallados, sin contar las leyes orgánicas que se relacionan con ellos.[1]
  En otras palabras, desconfió de una formación impuesta mediante normas jurídicas, pues bajo su consideración no existían elementos suficientes socialmente hablando para poner orden en la sociedad. De ahí surgió la necesidad de comprender a la sociedad con una intención de orden, sin embargo, en Comnte se anidó una preocupación legítima para no ver más los excesos del directorio que generó terror en la etapa posrevolucionaria[2], dicho interés se basó en atender no solamente las especulaciones del espíritu que revelen las relaciones sociales que existen, sino además contar con la aplicación práctica con la correcta distribución del poder y las medidas administrativas adecuadas.[3]
   En ese sentido, Comnte apostó por una transformación social de un estado de guerra y lucha por el poder a uno que se enfoque en la industrialización. Por ello, Comnte considera como un mecanismo de medición de las sociedades primitivas del grado de civilización que se tiene son: la división del trabajo y la combinación de esfuerzos para dominar la materia.[4]
     De tal manera que, Comnte aportó la unificación de un método, que transformara la sociedad en general y abarcara la mayoría de disciplinas, decidiendo que el adjetivo correcto sería  filosofía positiva.
    El cambio no fue inmediato, según la concepción de Comnte, el conocimiento en la humanidad ha pasado por tres etapas fundamentales. Respecto del primer método, denominado teológico me parece de interpretación de la realidad, el autor señala que el hombre busca la respuesta a fenómenos mediante una  indagatoria interna, donde se desprende una captación de la realidad mediante los sentidos del observador, sin embargo, el origen de dichos fenómenos se imputó generalmente a monstruos mitológicos o entes sobrenaturales.
   Dentro de la segunda vertiente, denominada como metafísica, se le imputó también a entelequias la responsabilidad de las acciones humanas, sin embargo, dichas entidades abstractas tienen una actuación real en el mundo concreto, pero difícilmente se puede atribuir la responsabilidad a los autores.
   Por último, el estado positivo, que se funda en una serie de razonamientos y observaciones, llegar a conocer las leyes efectivas del universo, especialmente sus relaciones invariables de sucesión y similitud. En otras palabras, la explicación entre fenómenos particulares y hechos generales, revelados por la ciencia.[5]
    En otras palabras, Comnte considera un proceso evolucionista lineal, donde aparentemente el pensamiento teológico es considerado como retrógrado, principalmente por la falta de elementos empíricos para sustentar sus tesis. Por lo contrario, el estadio científico es observado como  un modelo donde impera la validación o falsación de las hipótesis con el análisis empírico. Ergo, considero no debe ser tan lineal, pues implicaría necesariamente una concepción, desde la perspectiva etnocentrista, como un modelo con mayor desarrollo civilizatorio que otro.
    Dentro de su argumentación, el autor señala que las aportaciones más importantes de la sociología, además del método unificado, como el de la ciencia positiva es el siguiente:
El carácter fundamental de la filosofía positiva consiste en captar todos los fenómenos como sujetos a leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento preciso y reducción al menor número posible son la meta de todo nuestros esfuerzos, considerando como absolutamente inaccesibles para nosotros y vacía del sentido la búsqueda de lo que se llaman causas, sean primeras, sean, finales.[6]
   Lo que implica que el método sociológico además de analizar a la sociedad con la finalidad de dotarla de un orden intelectual, es realizar un estudio de los fenómenos sociales con la finalidad de emanar las leyes que rigen tales fenómenos y dotar al hombre de una explicación racional de los mismos.
       Otro autor para discutir en el presente trabajo es Max Weber, quien mediante sendos trabajos como fue el caso de  obras como Economía y Sociedad, la ética protestante y el espíritu del capitalismo,  estableció las bases de la sociología contemporánea.
   Weber advirtió sobre la multiplicidad de acepciones del término sociología, sin embargo, definió a la misma como: “una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y sus efectos”[7], lo que implicó darle un valor mayor a la acción social, incluso sobre la estructura social, porque en términos weberianos sería este movimiento lo que revelaría la posible explicación de los hechos sociales.
   Para ello, Weber distingue dos sentidos fundamentales que guían la acción humana, uno de carácter objetivo, cuya finalidad es describir de manera exacta el hechos o la acción, y otro, quizá el de mayor riqueza heurística denominado sentido mentado, dicha acción tiene como caracterizaciones los siguientes elementos, que se dé en un hecho históricamente determinado considerando el lugar, tiempo, contexto para explicar la acción social,  y la otra es como un tipo ideal cuyo objetivo es dotar interpretar las razones de los actores sociales.[8]
    En ese sentido, Weber estableció los motivos que podrían tener las acciones, aclarando que de manera genérica podrían ser racionales o incluso irracionales. Dentro de la clasificación de las racionales se estableció las que contienen arreglo a fines, independientemente de las finalidades del actor, dichas acciones se encuentran orientadas por la razón.
    Contrario a ello, las irracionales son establecidas mediante tres modalidades:
a)    Con arreglo a valores, donde éstos guían la acción sin importar la finalidad del actor;
b)    Con arreglo e elementos sentimentales o estéticos, que producen un efecto en el actor sin importar el fin;
c)    Con arreglo a la tradición, donde se cumple con la creencia de que su observancia depende la existencia de un bien de salvación.[9]
Como el autor ha denominado a su teoría, la misma tiene como método fundamental la empatía o el “ponerse en los zapatos del otro”, lo que implica lograr la comprensión de los hechos sociales mediante las temáticas de tipo ideal que se proponen, y que nos auxiliarán para poder explicar las acciones con efectos sociales.
    Debemos reconocer que, Weber demostró una serie de acciones que tal vez no se encuentran actualmente reconocidas como actos jurídicos, pero que en un momento y tiempo, dentro de determinadas culturas fueron derechos reconocidos, lo que implicó que las consecuencias sociales de los actos humanos son más amplios tal vez que las tipificaciones jurídicas, lo que nos permite abrir un ojo quizá más sociológico que reconoce no la validez o invalidez de las normas sino nos dota de herramientas para explicar la realidad social.
       Por último, se incluye el análisis de Emilie Durkheim, quien es considerado como uno de los fundadores de la sociología francesa, y quien nos demostró la importancia de la misma bajo el análisis de los hechos sociales.
    Le importó la manera de pensar, actuar y sentir de los actores sociales, pero no motivados por su individualismo, sino presionados por las estructuras sociales cuyo incumplimiento implicaba sanciones, definiendo Durkheim que dicha presión o sistema emanaba de la sociedad de manera exterior, lo que implica observable, y ejercía poder sobre los actos del individuo, más allá de los motivos biológicos o psicológicos del mismo. En ese sentido, Durkheim define a los hechos sociales como:
Es hecho social toda manera de hacer, fija o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o también, que es general dentro de la extensión de una sociedad dada a la vez que tiene una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.[10]
Tal como se ha descrito a Durkheim, le interesó profundamente las sanciones sociales o la presión social que, sin tener un pleno reconocimiento de la norma positiva, no podemos negar su existencia en el mundo social.
       Sin embargo, para poder observar y validar dichos hechos sociales, Durkheim nos planteó en su tesis principal las reglas necesarias para identificarlos y explicarlos.
     Respecto a la observación de los hechos sociales, Durkheim reflexionó respecto a la manera en que debemos mirar, descubrir, comparar los hechos sociales, todo ello alejado lo más posible de nuestros prejuicios ideológicos que podrían condicionar o distorsionar la realidad, desde luego, no es tarea fácil convertir a los hechos como datos que se utilizarán para explicar la realidad.[11] Por ello, Durkheim nos recomienda las siguientes reglas para observar los hechos social, a saber:
a)    Es preciso descartar todas las nociones previas.
Al respecto Durkheim señala, en esencia, una vez que discutió teóricamente con posturas como la de Descartes y Bacon, la necesidad de obtener resultados mediante la observación directa del fenómeno, pero no bajo concepciones preliminares que probablemente no contengan reglas metodológicas de captación de la realidad, por ello, desde su perspectiva debemos desconfiar de estudios elaborados al margen de nuestro diseño metódico.
      La finalidad principal de estas prevenciones, es contar con un conocimiento “científico”, considerando éste como la interpretación empírica de los hechos captados por nuestros instrumentos diseñados bajo la óptica metodológica de nuestra investigación.
b)     No tomar jamás por objeto de las investigaciones más que un grupo de fenómenos previamente definidos por ciertos caracteres exteriores que le son comunes  e incluir en la misma investigación  a todos los que respondan a esta definición;
Lo que implica que, debemos ser selectivos sobre el fenómeno que se estudiará, porque los objetos de investigación en sociología deberán ser todos aquellos que impacten de alguna manera el ámbito de las relaciones sociales o estructuras de la sociedad.
c)    El sociólogo debe mirar los hechos de una manera objetiva y aislada, alejado de prejuicios individuales.[12]
De tal manera que, el sociólogo debe ponderar los hechos sociales como aquellos actos emanados de la sociedad, y que adquieren su relevancia al constituirse una fuerza exterior al hombre, sin embargo, dicha fuerza es emanada del conjunto de personas que viven en sociedad.
   También Durkheim, señaló que debe distinguirse lo patológico de lo normal en el análisis de los pueblos, pues, independientemente del proceso específico que viva se debe considerar para la clasificación considerando su etapa correspondiente en relación a otras poblaciones, y siguiendo las reglas que propone Durkheim, consistentes en la clasificación de las poblaciones más evolucionadas; que pueda comprobarse los resultados atendiendo al tipo de vida colectiva; la comprobación es necesaria cuando se trata de una población que no ha logrado su desarrollo integral.[13]
    Al respecto, se puede señalar que Durkheim está influenciado por la corriente teórica de Comnte, al cometer el mismo error y pensar que el desarrollo de las sociedades es lineal, es decir, como si el industrialismo fuera la etapa de desarrollo más avanzada de la sociedad y todos los pueblos aspiraran a dicha meta, lo que particularmente me parece incorrecto, desde dos puntos de vista, por una parte en las poblaciones con industrialización no necesariamente ha sido mejor el nivel de vida de la población, y por otra, vanagloriaríamos un modelo económico como el capitalismo que tampoco necesariamente ha sido exitoso en cuanto a disminuir las desigualdades de la población.
     Durkheim en su análisis continúa señalando que debe investigarse en la constitución de los hechos sociales las causas, funciones y efectos del fenómeno social, así como distinguir los actos individuales de los emanados del actor social, en otras palabras, aquellos que surgen de la individualidad de la persona y su distinción de aquellos que surgen bajo la presión o significado social, toda vez que las motivaciones de la persona que ejerce los actos y la interpretación de los demás se encuentra directamente en relación con los motivos de índole personal  o social.[14]
     Los primeros tendrán como finalidad cumplir un deseo personal o estarán influidos por alguna emoción, empero, los sociales serán motivados por la sociedad misma, y tendrán un significado específico en el contexto, la finalidad será demostrar algo o influir de alguna manera en las demás personas integrantes de la sociedad.
    El método que propone Durkheim a diferencia del propuesto por Comnte, quien afirmó que debía en la sociología utilizarse un método histórico-comparativo, es criticado duramente por el primero al señalar que en dicho método generalmente se escaparán algunos detalles, toda vez que es difícil poder captar todos los elementos en la comparación de un pueblo a otro. En cambio, el método de las diferencias concomitantes resulta con mayor bondad, pues justamente al analizar algún fenómeno o población al comprobar que existen diferencias o valores paralelos se podrá establecer que hay relaciones que revelar, y es ahí donde radica la riqueza de los estudios sociológicos.      
      Por su parte, Timasheff expone que Durkheim aportó no sólo las coacciones que ejercía la sociedad en sí misma, sino además los efectos generales en el grupo que provocaban las coacciones sociales.[15] Pero Durkheim establece los tipos de actos sociales que tienen impactos individuales, y sin embargo, dichos actos no siempre son coincidentes ni mecánicos, quizá ahí es donde se desprende su riqueza heurística.
     Por último, Timasheff reseñó los descubrimientos de Durkheim en el tema de la solidaridad social, en donde encontró que existen dos tipos de solidaridad, la mecánica y la orgánica. La primera está basada en la suma de creencias y sentimientos comunes. La segunda, se centra en la división sociales del trabajo bajo el marco del desarrollo tecnológico.




[1] Comte, Augusto, La filosofía positiva, 10° ed.,   Porrúa, México, 2011, p. 10.
[2] Al respecto,  profundiza sobre las motivaciones de Comnte el autor Zea Leopoldo, El positivismo y la circunstancia mexicana, Fondo de Cultura Económica, Lecturas mexicanas, número 81, México, 1985.
[3] Cfr. Comnte, Augusto, Op. Cit., p. 11-12.
[4] Cfr., ibídem, p.  14-15.
[5] Cfr. Ibídem, pp. 38-39.
[6] Ídem, p. 40.
[7] Weber, Max, Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, Trad. José Medina et. Al., 2 ed., Fondo de Cultura Económica, México, 1999, p.  5.
[8] Cfr., Ibídem, p. 6-7.
[9] Cfr., ibídem, p.27.
[10] Durkheim, Emilie, Las reglas del método sociológico, Colofon S. A. de C. V., México, 2011, p. 17.
[11] Cfr. Ibídem, p. 37.
[12] Loc. Cit.
[13] Ibídem, pp. 62-63.
[14] Ibídem, pp. 81-90.
[15] Timasheff, Nichols, La teoría sociológica, su naturaleza y desarrollo,  Trad. Florentino M. Torner, Fondo de Cultura Económica, México, 2012, pp. 142-143.

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