La historia se
repite dos veces: una como tragedia
Otra como farsa
K. Marx
La Asociación
Nacional de Abogados Democráticos nació hace treinta y cuatro años
aproximadamente, dentro de sus filas han destacados ilustres abogados y
abogadas, cuya principal misión ha sido la defensa de los sectores más desprotegidos, a quienes hemos denominado como pueblo.
Nuestra tradición ha sido como lo diría el
maestro Bernardo Bátiz la camaradería, fuera de protocolos rigurosos o títulos
rimbombantes, nos hemos mantenido como defensores de las denominadas “causas
perdidas”, quizá bajo una inspiración emanada más del corazón y la esperanza
que, de la racionalidad y la técnica.
Una de nuestras más grandes virtudes es la
inclusión y el respeto a luchadores sociales, más allá de el culto a la
personalidad y la exclusión basada en la posición social o el cargo público.
Desde luego, no han sido años fáciles en lo
interno. Los constantes debates, fracturas, decepciones, y separaciones de
miembros después de una elección nos llevaron a una crisis histórica que casi
nos hizo desaparecer, el honor que era presidir la organización se convirtió a
la postre en un reto que pocos decidimos asumir, todo se basó en una historia
paralela de la izquierda que llegó al poder.
Nuestra composición se basa en su mayoría
de origen por abogados y abogadas de procedencia laboral, quienes cercanas al
sindicalismo y la lucha de los trabajadores, encontraron un espacio de apoyo
para denunciar los abusos, extorsiones y ataques tanto de las autoridades como
de cierto sector patronal. Otro importante sector se desempeñó en la
administración pública, hemos tenido el orgullo y fortuna de tener dos
representantes como consejeras jurídicas de la más alta responsabilidad de este
país, la presidencia de la República.
No obstante, todo ese gran recorrido
histórico, que debemos reconocer en su mayoría se lo debemos al trabajo de
nuestras compañeras, quienes sin duda han destacado más que nuestros compañeros
al exterior de nuestra organización, ahora nos encontramos en una crisis que
posiblemente no se suscitó en estos tiempos.
El
conflicto se basó en dos posturas irreconciliables, por una parte,
una presidencia cuyo trabajo no está cuestionado, decidió quizá por “consejeros”
que pretendieron observar más altas miras participar en una elección donde
pudiera ocupar de nueva cuenta la presidencia, bajo el argumento de no haber
sido electa en virtud de sustituir a un presidente que no pudo continuar, sin
tener claras las razones del por qué.
Por otra parte, un presidente electo a
mano alzada, en un congreso a puerta cerrada, y bajo una candidatura única,
donde el mayor interés era la sustitución de la presidencia de nuestra
organización, y con un serio cuestionamiento en la independencia de nuestra
dirección, pero con el apoyo “oficial”.
Todo esto fruto de varios ingredientes,
la mayoría basados en la falta de voluntad y entendimiento de ambos sectores,
pero sobre todo de un acuerdo formal que celebraron éstos bajo el aval de testigos
de honor, que ninguno cumplió. El desenlace fue el esperado, la toma de la
presidencia por el sector oficial, por un lado, y por otro, la insurrección de
los excluidos.
El futuro inmediato es una organización
con dos cabezas, que no sería un problema, si no se mordieran mutuamente. Que
tiempos vivimos, donde una elección y la justificación de acciones estatales,
nos tiene alejados de nuestro más alto ideal, ¡la lucha y representación de los
más desprotegidos de este país!
Ojalá pronto recuperemos el rumbo, he
omitido cualquier nombre o referencia, por aunque parezca sarcasmo, respeto a
los dos bandos, a quienes aprecio como mis camaradas, y con quienes en algún
momento de la vida he luchado hombro a hombro siempre del lado del desprotegido,
siempre al lado de las luchas perdidas.
En mi opinión tenemos dos soluciones, una posible vicepresidencia y actuar en unidad, conciliando a los sectores, o un gran Congreso Nacional donde discutamos no solamente una elección o lucha por el poder, sino nuestra esencia y hacia dónde debemos dirigir nuestros esfuerzos acorde a nuestros principios, tanto colectivos como estatutarios.
Roberto exijo un derecho de réplica a lo publicado. Las verdades a medias hacen cometer errores. Hay unos estatutos que no se respetaron. Primero no hay reelección y la dirigencia quería reelegirse. Ya había durado más tiempo que lo que preve la norma. Por eso hubo ese quiebre. Y otros temas que ciertamente son políticos y que ameritan un congreso. Fraternalmente Alejandra Flores
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