domingo, 11 de mayo de 2025

El recuerdo de una represión sindical desde la izquierda

 

A Judith Calderón

Hace unos días estaba recordando uno de los momentos más tristes de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México, tribunal que por cierto está en vías de extinguirse pero que representó una esperanza para miles de trabajadores al constituirse como un tribunal cercano a la gente, transformado a partir de la llegada de los gobiernos de izquierda democrática al país.

    Las expectativas siempre fueron muy altas, aunque pocas veces se cumplieron lamentablemente. No obstante ello, viene a mi recuerdo un caso particular que llamó mi atención, se derivó de un conflicto sindical donde el Sindicato de Trabajadores del periódico la Jornada (periódico fundado por críticos periodistas como un espacio de reflexión alternativa) y la representación patronal, quien buscó por la vía del procedimiento especial de naturaleza económica reducir las prestaciones del contrato colectivo de trabajo, por considerarlo insostenible económicamente, con dos peritajes en contabilidad se logró dicha pretensión, desde luego avalado por el entonces Secretario de Asuntos Colectivos el doctor Pablo Franco Hernández, y bajo la presidencia de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México de la maestra Margarita Darlene Olvera Rojas.

   La respuesta de la dirección del Sitrajor, lidereado por la periodista Judith Calderón, decidió estallar una huelga por el ataque a su contrato colectivo de trabajo, lamentablemente y por una cuestionable orientación del asesor sindical José Luis Contreras sugirió asegurar con candados de bicicleta las puertas del local de trabajo, lo que propició que el actuario de la Junta Local al observar el hecho certificó el mismo, al dar cuenta el Secretario de Asuntos Colectivos el doctor Pablo Franco Hernández decidió declarar ilegal la huelga e ilícita.

      Un duro golpe en contra de un sindicato y su dirigencia, quienes posteriormente fueron perseguidos políticamente y judicialmente por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, quien judicializó el asunto y los llevó ante un Juez de Control en materia penal, vinculándolos a proceso por privación ilegal de la libertad.

     Desde luego, fueron despedidos la secretaria general, el secretario de organización y la tesorera del sindicato, todo basado en la certificación del doctor quien hizo una calificación que no se esperaba de un gobierno de izquierda declarar ilícita por considerar que hubo actos de violencia al poner los candados de bicicleta e ilegal, al considerar que no se cumplió con la suspensión total de labores al encontrarse personal dentro de las instalaciones.

     Las decisión de la Junta Local fue revocada por la sentencia de amparo emanada de un Juzgado de Distrito al encontrarse infundada, empero, la persecución para los dirigentes sindicales no cesó, aún cuando emanó de un gobierno de izquierda.

     Tiempo después del doctor Franco dejó la función pública y la política partidista, para dedicarse a la asesoría y defensa de sindicatos, así como a la academia, ojalá algún día nos revele las razones que le llevaron a tomar una decisión de esa naturaleza quizá contraria a la ideología que siempre sostuvo, y tratar con tanta rudeza a quienes defendieron su contrato de trabajo.

 

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