Los dichos y los hechos deben
tener congruencia, quizá esa fue la esencia del concepto de praxis de
origen marxista, no obstante ello, en pocas ocasiones se tiene dicha
coincidencia.
Tal
es el caso de la justicia en México, que ahora enfrenta una seria encrucijada
porque, por un lado, nos encontramos ante un proceso de reforma donde el
electorado participa por primera vez en la elección de sus jueces, magistrados
y ministros de la Corte Suprema del país; y por otro lado, nos encontramos ante
una saturación de los tribunales mexicanos, miles de trabajadores, padres, niños,
comerciantes y ciudadanos en general acuden a reclamar justicia, sin
encontrarla.
La razón es que el trabajo diario de los
tribunales se encuentra hoy más que nunca en una crisis económica, política y
social. Tan solo hace una semana se encontraban suspendidas las actividades de
la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, así como del Tribunal Superior de
Justicia, por denuncias de su personal que señalaban falta de recursos
materiales y humanos, para atender la gran demanda de las personas que acuden a
buscar justicia ante dichas instituciones.
Los Tribunales federales se encuentran
ante el temor constante de la posible reducción de sus prestaciones laborales, cuyo
origen se basa en la actual negativa del órgano administrativo del Poder Judicial
Federal para cubrir las indemnizaciones de los jueces y magistrados que renunciaron
a sus cargos derivados de la elección judicial, lo que podría derivar en paros
y conflictos al interior de carácter laboral.
Nuestras instituciones de procuración y administración
de justicia se encuentran también cuestionadas por los organismos internacionales,
así como por nuestro socio comercial más importante, donde la posible
vinculación con miembros del crimen organizado es preocupante.
Considero que la justicia en México, no
iba por buen camino sobre todo para los sectores más vulnerables del país, y
miles de personas que fueron víctimas del influyentismo, la impunidad, el
burocratismo y la corrupción.
En mi caso considero que la reforma fue
necesaria, el diseño y la forma será un tema que deberá evaluarse a futuro no
ahora, dándole la oportunidad a los actores para desempeñar su encargo, empero,
debe devolverse a nuestro país la certeza de que habrá instituciones de
justicia sólidas, profesionales y sobre todo que habrá respeto absoluto a los
derechos humanos reconocidos nacional e internacionalmente, acatando las
resoluciones, no prejuzgando sobre éstas y sobre todo atendiendo las demandas
del gremio jurídico por parte del gobierno mexicano y evitando la impunidad.
Por ello este día de conmemoración, más que
nunca, México requiere de abogadas y abogados, que busquemos la conciliación y
el respeto de los derechos humanos, pero sobre todo evitar los abusos de poder
de la autoridad y de aquellos factores externos que pretendan torcer la ley, nuestro
papel debe ser la crítica objetiva y no el aplauso banal, porque el primero no
agrada pero hace reflexionar, el otro elogia pero ciega e incluso ejerce cierta
complicidad o responsabilidad. ¿La historia nos absolverá?
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