domingo, 31 de agosto de 2025

Entre el rezago y la competencia originaria. El primer reto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación electa en México.

 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación en México durante los últimos años, ha tenido un papel preponderante como espacio de disputa del poder, al constituirse en el interprete último de la Constitución, facultad que no siempre tuvo en la historia constitucional mexicana, pero que ganó con la tendencia de despolitizar las decisiones jurídicas aún cuando dicho papel no se cumplió a cabalidad.

     Fue así que la Suprema Corte en México se convirtió en el “Tribunal Constitucional”, cuya alta función era definir en última instancia y mediante sentencias razonadas dos funciones: la interpretación del sentido y significado de los preceptos constitucionales, así como los criterios que deberían prevalecer en caso de antinomias legales y la constitución.

      No obstante ello, dicha función no siempre se ejerció fácilmente pues paralelamente al nacimiento del “Tribunal Constitucional” tácito, también creció un histórico rezago, cuya atención ha sido objeto de múltiples estrategias para abatirlo, sin dar resultado satisfactorio, algunas de las estrategias fueron las siguiente:

a) El aumento de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de 11 hasta 21 ministros.

b) La creación de hasta cinco salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyas materias principales serían penal, civil, administrativo y laboral, además de una sala especial para abatir el rezago;

c) La creación de los Tribunales Colegiados de Circuito, quienes podrían constituir tribunales de legalidad y realizar interpretaciones constitucionales;

d) La delegación por acuerdos generales del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para delegar su competencia originaria como intérprete de la Constitución a los Tribunales Colegiados; y

e) La creación de plenos regionales de Circuito cuyo objeto era la interpretación constitucional en contradicciones de criterios.

Como se puede observar, no han sido pocas las estrategias para reducir el rezago que creció fundamentalmente por dos motivos:

1.- Porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación era el revisor natural de las resoluciones dictadas por los Juzgados de Distrito;

2.- Porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación se convirtió en el interprete último de la Constitución, además de que los conflictos políticos se decidieron judicializar mediante instrumentos procesales constitucionales;

Todo ello desencadenó un rezago que asciende aproximadamente a cinco mil asuntos pendientes de resolver, pero ahora circulan especulaciones sobre la intención del pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación electa que, señala remitirá asuntos por resolver a los Tribunales Colegiados de Circuito e incluso Juzgados de Distrito, ello con la finalidad de optimizar su labor siendo la cabeza del máximo órgano de interpretación constitucional.

    Dicha circunstancia, en algunos casos se encuentra justificada porque hay muchos asuntos donde únicamente se busca la dilación, pero hay otros donde existen verdaderos nudos que deben desatarse mediante la interpretación constitucional, sobre todo aquellos que tienen que ver con la defensa de los derechos humanos y el reconocimiento internacional de éstos, en prácticas vetustas y excesos de otros poderes que han generado una serie de conflictos e incertidumbres que aquejan nuestro país.

    La esperanza del Pueblo de México, es que se atiendan sus peticiones y sobre todo que se tenga certeza jurídica en los conflictos que aquejan sus regiones, pero ¿será compatible el principio de puertas abiertas ante la Corte con la intención de delegar su competencia originaria a Tribunales Colegiados de Circuito o incluso Juzgados de Distrito? ¿Se atreverán éstos a resolver un asunto que tenga trascendencia a nivel nacional, cuando existan lineamientos impuestos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación?

   En fin, veremos muchos retos que se avecinan, donde debemos estar muy atentos y evitar que se violen los derechos del Pueblo, sobre todo el de acceso a la justicia constitucional que, más allá de disputas partidistas, se trata de un instrumento para que todo aquel que busque la protección de la justicia sea mediante la ley y la razón, siempre mejores vías que la violencia o la justicia por propia mano, por el bien de todos les deseamos el mayor de los éxitos a los ministros electos, ante estos nuevos retos, que demuestren que no solamente hay retórica sino sobre todo acciones que transformen la agónica justicia mexicana.

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