La Suprema Corte de Justicia de la
Nación en México durante los últimos años, ha tenido un papel preponderante como
espacio de disputa del poder, al constituirse en el interprete último de la
Constitución, facultad que no siempre tuvo en la historia constitucional
mexicana, pero que ganó con la tendencia de despolitizar las decisiones
jurídicas aún cuando dicho papel no se cumplió a cabalidad.
Fue así que la Suprema Corte en México se convirtió en el “Tribunal
Constitucional”, cuya alta función era definir en última instancia y mediante
sentencias razonadas dos funciones: la interpretación del sentido y significado
de los preceptos constitucionales, así como los criterios que deberían
prevalecer en caso de antinomias legales y la constitución.
No obstante ello, dicha función no siempre se ejerció fácilmente pues
paralelamente al nacimiento del “Tribunal Constitucional” tácito, también
creció un histórico rezago, cuya atención ha sido objeto de múltiples
estrategias para abatirlo, sin dar resultado satisfactorio, algunas de las estrategias
fueron las siguiente:
a) El aumento de ministros
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de 11 hasta 21 ministros.
b) La creación de hasta
cinco salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyas materias
principales serían penal, civil, administrativo y laboral, además de una sala
especial para abatir el rezago;
c) La creación de los
Tribunales Colegiados de Circuito, quienes podrían constituir tribunales de
legalidad y realizar interpretaciones constitucionales;
d) La delegación por
acuerdos generales del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para
delegar su competencia originaria como intérprete de la Constitución a los
Tribunales Colegiados; y
e) La creación de plenos
regionales de Circuito cuyo objeto era la interpretación constitucional en
contradicciones de criterios.
Como se puede observar, no han sido
pocas las estrategias para reducir el rezago que creció fundamentalmente por
dos motivos:
1.- Porque la Suprema Corte
de Justicia de la Nación era el revisor natural de las resoluciones dictadas
por los Juzgados de Distrito;
2.- Porque la Suprema Corte
de Justicia de la Nación se convirtió en el interprete último de la
Constitución, además de que los conflictos políticos se decidieron judicializar
mediante instrumentos procesales constitucionales;
Todo ello desencadenó un rezago que
asciende aproximadamente a cinco mil asuntos pendientes de resolver, pero ahora
circulan especulaciones sobre la intención del pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación electa que, señala remitirá asuntos por resolver a los
Tribunales Colegiados de Circuito e incluso Juzgados de Distrito, ello con la
finalidad de optimizar su labor siendo la cabeza del máximo órgano de
interpretación constitucional.
Dicha circunstancia, en algunos casos se encuentra justificada porque
hay muchos asuntos donde únicamente se busca la dilación, pero hay otros donde
existen verdaderos nudos que deben desatarse mediante la interpretación constitucional,
sobre todo aquellos que tienen que ver con la defensa de los derechos humanos y
el reconocimiento internacional de éstos, en prácticas vetustas y excesos de
otros poderes que han generado una serie de conflictos e incertidumbres que aquejan
nuestro país.
La esperanza del Pueblo de México, es que se atiendan sus peticiones y
sobre todo que se tenga certeza jurídica en los conflictos que aquejan sus
regiones, pero ¿será compatible el principio de puertas abiertas ante la Corte
con la intención de delegar su competencia originaria a Tribunales Colegiados
de Circuito o incluso Juzgados de Distrito? ¿Se atreverán éstos a resolver un
asunto que tenga trascendencia a nivel nacional, cuando existan lineamientos
impuestos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación?
En fin, veremos muchos retos que se avecinan, donde debemos estar muy
atentos y evitar que se violen los derechos del Pueblo, sobre todo el de acceso
a la justicia constitucional que, más allá de disputas partidistas, se trata de
un instrumento para que todo aquel que busque la protección de la justicia sea
mediante la ley y la razón, siempre mejores vías que la violencia o la justicia
por propia mano, por el bien de todos les deseamos el mayor de los éxitos a los
ministros electos, ante estos nuevos retos, que demuestren que no solamente hay
retórica sino sobre todo acciones que transformen la agónica justicia mexicana.
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