México D. F., 19 de septiembre
de 2011.
Discurso para la entrega de la medalla Emilio
Krieger al sacerdote Alejandro Solalinde.
“Reza como si todo dependiera de Dios.
Trabaja como si todo dependiera de ti”
San
Agustín de Hipona.
Estimados compañeros y compañeras:
Esta tarde me siento privilegiado porque por
una parte, se me permita entregar una presea tan importante para nuestra
organización como es la medalla que lleva el nombre del compañero y ejemplo don
Emilio Krieger, ya que esto es un reconocimiento al trabajo emanado de los
jóvenes con la sabia dirección de los consagrados, y por otro, la oportunidad
de presentar a un hombre revolucionario de conciencias como es Alejandro
Solalinde, quien de manera sobresaliente apoya a nuestros hermanos migrantes
dentro del albergue “Hermanos del Camino” instaurado en el mítico estado de Oaxaca
que atiende el difícil paso de éstos por un país que sufre una profunda crisis
institucional, la cual lamentablemente se filtra hasta nuestra sociedad.
Así
pues, desde mi humilde perspectiva, la de un joven que lucha por un derecho
alternativo, veo en Alejandro Solalinde un ejemplo a seguir, y cuando le digo
revolucionario sin duda pienso en dos grandes figuras que hoy en día actúan de
forma dialéctica en mi pensamiento, desde luego sin ser exhaustivo, hablo de
Marx y Cristo, quienes evidenciaron una sociedad injusta donde los sujetos se
convertían en objetos; es decir, se desprendían de sus cualidades humanas, como
el afecto, la compasión y la solidaridad.
Porque la juventud en general, y en particular la mexicana no podemos
darnos el lujo de batirnos en luchas dogmáticas hegemónicas sobre que ideología
debe prevalecer, es momento de dejar atrás todos esos proyectos que busquen la
dominación del ser humano y comencemos a construir el proyecto que revalore al
mismo.
En
ese sentido, los jóvenes en México hoy más que nunca buscamos la paz de un
Estado que está sumido en una guerra inútil que destruye a la sociedad, que
buscamos justicia quizá ya no en los tribunales, que buscamos trabajo quizá ya
no en las empresas, que buscamos creencias quizá ya no en las religiones, sino
en nosotros mismos, en nuestra capacidad de amar y de valorar.
Por
ello, esta tarde puedo asegurarles que los que aquí estamos somos jóvenes
revolucionarios, porque la juventud está en el pensamiento y la acción, más
allá de la apariencia. Somos parte de aquellos que buscamos la justicia ética y
misericordiosa, somos aquellos que buscamos el trabajo reconocido valorado y bien remunerado, somos aquellos
que buscamos la fe con el amor desinteresado al prójimo. En síntesis ser
revolucionario es ser tener una pasión desenfrenada de amor hacia el prójimo.
Por ende, queremos expresar de aquí a todos y todas nuestras hermanas que
luchen afanosamente por un mundo más justo socialmente, que atienda las
necesidades humanas tanto materiales como intelectuales, contarán con nuestro
incondicional apoyo, reconocimiento, y solidaridad, tal como hoy se demuestra
con la entrega de una medalla que tiene por nombre un ícono de nuestra
Asociación y que desde ahora la figura de Alejandro Solalinde, así como de los
demás reconocidos no sólo hoy sino en la historia de la entrega de presente
presea serán, para nosotros los jóvenes, modelos a seguir en la construcción de
una sociedad amorosa con convicción y ética. Y finalizo con una frase de Ernesto Guevara de
la Serna: “Sean
capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada
contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del
revolucionario”
Muchas gracias.
Lic. Roberto Julio
Chávez Delgado
Joven por un Derecho
Alternativo; ANAD