martes, 10 de abril de 2018

Los nuevos Estudios Laborales y la metodología marxista como la reconstrucción teórica del trabajo en México.


Los nuevos Estudios Laborales y la metodología marxista como la reconstrucción teórica del trabajo en México.                                                                            

 Roberto Julio Chávez Delgado*

 En el marco de la reestructuración productiva y el aparente triunfo del neoliberalismo, la decadencia y probable extinción del trabajo se ha convertido en un discurso común en las comunidades teóricas en Latinoamérica, quienes no han podido sostener una lucha aparentemente perdida con la teoría neoliberal cuyo epicentro es el actor racional. En la mayoría de los casos los argumentos utilizados por dichas comunidades científicas ha sido las teorías de la dependencia y la nostalgia de movimiento obrero (De la Garza; 2006c). Sin embargo éstas no han logrado dar cuenta de las nuevas realidades en el campo del trabajo, como el desarrollo tecnológico, las nuevas formas de organización en el trabajo, la especialización flexible, entre otras. En ese sentido, las visiones de algunos centros de investigación en Latinoamérica  han intentado dar una explicación de esto, ya sea desde el campo de la economía, el derecho, la sociología, claro todos desde el ámbito del trabajo. Aunque, los resultados no han sido los óptimos, pues, en la mayoría de los casos los estudios que se realizan sólo se han centrado en estas teorías y a partir del método  hipotético-deductivo, se pretende hacer una corroboración entre tales teorías y la realidad. En caso de obtener resultados contrarios a sus formulaciones hipotéticas, sólo se reducen a realizar una crítica, ya sea al movimiento obrero o al Estado que dirige las políticas, sin dar propuestas concretas en la mayoría de ocasiones, si no es que pretenden imponer sus determinaciones a la clase trabajadora y en caso de nos ser escuchados acusan a los trabajadores de tener “Falsa conciencia”.  Luego entonces, los científicos sociales aparecen como seres extraños que en su “torre de cristal” pretenden hacer experimentos en la clase trabajadora; empero, ésta necesita una reconstrucción de su realidad, pues, las relaciones sociales, y en especial las del trabajo no son simples “fotografías” que deban ser descritas por “científicos”, sino son un conjunto de relaciones dinámicas entre el sujeto y el objeto, como es la relación de trabajador con al formación de mercancía. Empero la realidad es más que eso, por ello, la propuesta de reconstrucción teórica del concreto-abstracto-concreto (De la Garza; 1988a) me parece pertinente, pues, pretende la reflexión y reconstrucción dialéctica de la clase trabajadora en su actor común y la influencia de los teóricos, en donde se pretenda reformular los conceptos y realidades que se han dado por definitivas (De la Garza; 2010d). Asimismo, reconstruir teóricamente la identidad laboral y el papel de la acción colectiva de los sujetos en el campo del trabajo a fin de que sea más acorde y flexible con la realidad (De la Garza, Enrique, et. al.; 2010).  
2. La crisis del trabajo en el marco de la reestructuración productiva
El neoliberalismo es la teoría en boga que sustenta una serie de medidas estructurales en los países de América Latina como son la disminución del Estado y el regreso a las reglas del mercado, similares a las establecidas en el liberalismo cuyo elemento principal es considerar a la sociedad como un conjunto de individuos que actúan racionalmente para obtener la máxima ganancia con el menor costo, como si ésta fuera una regla universal, y los seres humanos se guiarán únicamente por este medio bajo la premisa fundamental del interés (De la Garza, Enriquef, 59-62;1994f). En otras palabras el Estado no tiene intervención alguna en el desarrollo de la economía, entonces, el mercado aparece como el órgano omnipresente que tiende en todo momento al equilibrio (ley de say) y sólo es determinado por la “ley (universal) de la oferta y la demanda. En ese sentido, el neoliberalismo intenta ser una adecuación de este liberalismo y el retorno al mercado como ente regulador de la economía, su nacimiento es ubicado en cuatro principales corrientes:
  1. La escuela de Chicago, eminentemente de origen positivista representada por Friedman, quien considera que el lenguaje de la ciencia a excepción de la lógica y la matemática debe ser observacional;
  2. La escuela Austriaca, considerada como deductiva y compresiva  a partir de la deducción con hechos verificables que lleguen a una conclusión de lo inevitable en el colectivismo. Toma como base el individualismo metodológico, y el mercado sanciona las acciones de los actores (prueba-error);
  3. La escuela de Virgina (Public Choise), se considera racionalista constructivista y contractualista, busca como elemento central generar acuerdos y se apoya especialmente en la Sociología para probar como los sujetos interiorizan las normas;
  4. Anarcocapitalistas, quienes dan al neoliberalismo una especie de ética fundados en la naturaleza humana (idem).


Desde luego, este neoliberalismo no llegó sólo sino además fomento lo que se llamaría la reestructuración productiva la cual afectó de forma sensible aquel estado benefactor que como en el caso de México,  otorga a sus trabajadores mediante la legislación del trabajo como la de Seguridad Social: acceso a la estabilidad en el empleo, protección a los riesgos y enfermedades derivados del proceso productivo, entre otras características, que comúnmente se han asociado al sistema de organización taylorista-fordista industrial(Neffa; 1990).
    Así pues, en el caso de México se había instaurado una especie de “Estado Social” en el cual los derechos laborales estaban establecidos de manera rígida tanto en la Constitución Política, así como en diversos ordenamientos legislativos como son: La Ley Federal del Trabajo, Ley de Protección al Consumidor, entre otras. De tal manera, que el acceso a la educación, trabajo, vivienda, salud, entre otros derechos, se convirtieron en derechos de los ciudadanos mexicanos, es más se dio el nacimiento de nuevos derechos con nociones colectivas como es el Derecho del Social, en donde se desprende el derecho del Trabajo o el derecho Económico. Sin embargo, a partir del llamado Consenso de Washington las reformas estructurales en América Latina, han implementado la desregulación de estos beneficios estatales a la sociedad, pues, consideran que en un panorama globalizado éstos disminuyen la competitividad en la producción.
     Es entonces, cuando en la década de los 80´s las políticas dirigidas a la reestructuración productiva plantean específicamente, “(dar)…un gran salto tecnológico, la automatización, la robótica y la microelectrónica invadieron el espacio fabril, insertándose y desarrollándose en las relaciones de trabajo y la producción del capital. (Antunes, Ricardo; 1997)”.  Del mismo modo, las tendencias mundiales de producción demandan la introducción de nuevas tecnologías,  flexibilización del trabajo, reduciendo de manera significativa los derechos laborales y cambiando la forma tanto de producción como de organización del trabajo.
     Incluso se llegó a considerar que el fin del trabajo estaba cerca, pues, con la introducción de la tecnología la clase trabajadora sería desplazada, en particular la de los países llamados “tercermundistas”, porque la teoría que sustentaba hasta entonces un análisis creíble era el dependentismo, quien se fundó en la superexplotación de la fuerza de trabajo con poca calificación de dichos países. Aunque con algunas investigaciones empíricas de Shaiken se probaría lo contrario desechando elementos de la teoría dependentista.
      No obstante lo anterior, las principales tesis del fin de las sociedad del trabajo se presentaban desde diferentes vertientes, desde aquellas que sustentaron el fin del trabajo como la posibilidad de desarrollo del ser humano, pues, consideraron que con la llegada de nuevas tecnologías el hombre podría dedicarse a cuestiones culturales o científicas, en lugar de centrar su energía en la actividad laboral; por otra parte, aparecieron también aquellas percepciones que creyeron que el trabajo como tal desaparecería porque con las nuevas condiciones salariales y laborales, así como la implementación de los espacios no laborales dentro del trabajo, provocarían en los trabajadores confusión y falta de identidad, pues, no distinguirían el trabajo del no trabajo, haciendo a un lado la posibilidad de acción por parte de éstos.
 3. Los Nuevos Estudios Laborales
Al llegar el neoliberalismo como teoría predominante en el ámbito de las políticas públicas en algunos países de América Latina, los cuestionamientos a ésta fueron desechados de manera más o menos fácil por los fundamentos aparentemente sólidos que emanaban de ella derivados en la mayoría de ocasiones a partir de modelos matemáticos con cierta sofisticación, entonces, las comunidades interesadas en el conocimiento del campo del trabajo intentaron dar una respuesta coherente a los embates del mismo, mediante la creación de una nueva corriente de estudio “Nuevos Estudios Laborales en América Latina a la corriente que se originó apenas a los mediados de los ochenta al calor de la llamada re-estructuración productiva en grandes empresas de la región en lo tecnológico, organizacional,  en flexibilidad laboral, en las características de la mano de obra, posteriormente en encadenamientos productivos, vinculado todo esto con la apertura de las economías.” (De la Garza; 2006c)
     Dichos estudios entraron en debate con otras corrientes que parecían dominantes, toda vez que las teorías fuertes en materia del trabajo se centraron en tres posiciones:
  1. los estudios del movimiento obrero que en su mayoría tuvieron como característica principal estar centrados en la acción de sus dirigentes, fueran sindicales, partidarios, gubernamentales, empresariales o militares. ( La investigación de los trabajadores de base no interesaba en si misma porque las condiciones objetivas estaban dadas  y la conciencia llegaría desde afuera a través de aquellos verdaderos actores de la historia.)

  1. La teoría de la dependencia que no comprendió la importancia de estudiar a los trabajadores en el trabajo, y fuera del mismo, porque su nivel de análisis siempre fue desde el centro a la periferia. no pudiendo superar los nuevos acontecimientos económicos y el cambio de los regímenes militares.

  1. La aún vigente teoría neoclásica que fue fundamento de los acontecimientos actuales en el marco de la re estructuración productiva, sin embargo, su nivel de análisis sólo alcanzó el nivel macro, pues, fue utilizado para la elaboración de reformas estructural como son el control de la inflación, los déficits fiscales, la desregulación económica entre otros. En especial la importancia de esta última perspectiva es a partir de su capacidad para realizar comprobación por medio de modelos matemáticos con cierto grado de sofisticación, los cuales han sido adoptados como “verdades” por gran parte de los estados, por tanto, desechando de alguna manera los Nuevos Estudios Laborales, por considerarlos como meros estudios de caso. ( ibídem; pp. 20-23)
De lo anterior se deduce que, dentro del mundo del trabajo las teorías que quisieron dar una interpretación al respecto, fueron minadas la mayoría por su exceso estructuralista, en donde los sujetos obreros no son considerados como sujetos de cambio social o revolucionarios, sino como meros elementos circunstanciales que aparecen sometidos por las circunstancias, sin que puedan influir en el curso de éstas.
     De tal forma que, al caer la posición del socialismo real en especial aquella que se centraba en las condiciones externas de existencia como las que determinan la conciencia, se dio un giro hacia el sujeto. Por consiguiente, la teoría que apareció como adecuada a ésta fue la del actor racional y el regreso a la desregulación del mercado, a efecto de poder llevar a cabo los ideales impuestos por la política neoliberal, como son la competencia y la globalización.
     En otro orden de ideas, los Nuevos Estudios Laborales plantean dar una explicación al mundo del trabajo evitando caer en estructuralismos o aspectos positivistas, sin dejar de tener el carácter científico del mismo. Es decir, la lucha teórica se da desde la crítica de las teorías que intentaron dar cuenta a las realidades laborales con cuestiones como recetas o simplificaciones.
     En consecuencia, los Nuevos Estudios Laborales, pretenden cuestionarse a cada paso su andar, a fin de poder dar como resultado lo más apagado a la realidad ó por lo menos a la construcción de los que se pretende como realidad.

 4. El incansable actor racional y la teoría de la regulación
El presente apartado lo he denominado con este título porque el actor racional aparece como aquella teoría a vencer, pues, sustenta en gran medida los postulados tanto del liberalismo clásico como del neoliberalismo, pero lo más sorprendente es que es emanada de la vieja concepción neoclásica, claro con sus respectivas adecuaciones. De igual manera, retomo la teoría de la regulación, por ser digamos aquella que produce el concepto de modelo productivo, que hoy en día está en boga o que intenta explicar de alguna manera los cambios en el mundo del trabajo, intentando según sus creadores alejarse del estructuralismo de otras explicaciones y hacer una crítica al llamado homo economicus.
       Primeramente como ya lo he mencionado trataré el tema del actor racional emanado de la teoría neoclásica, el cual se considera como aquel que tiene la información oportuna y completa para poder tomar la mejor decisión con el menor esfuerzo posible, también se le ha llamado a esta vertiente como la acción parametrica.
      Ahora bien, la segunda concepción que se tiene de la acción racional es denominada, la regla de juego, pues, la acción racional pasa a formularse como acción estratégica, toda vez que el campo este delimitado por una serie de ordenamientos que permiten predecir el actuar del otro, esta tendencia parece desprenderse de la teoría del neoinstitucionalismo, el cual cuenta con un actor de racionalidad limitada por las reglas del juego y que se apoya en las instituciones para disminuir los costos de transacción (la capacidad de hacer cumplir los acuerdos), quienes definen los derechos de propiedad(Di Maggio, Paul, Powel J. y Walter W.; 1991). Otra influencia importante en ese sentido es la racionalidad limitada de Herbert Simon, quien cuestiona el término de utilidad señalando que tiene un carácter subjetivo, además de argumentar que ningún sujeto puede tener la información completa y disponible, pues, en la toma de decisiones se utiliza cierto grado de intuición(Simon, Herbert; 1989).  
      En consecuencia, la racionalidad no se puede entender totalmente como racional, sino en todo caso como lo óptimo alcanzable por el sujeto, dependiendo del cúmulo de circunstancias e intereses que influyan en su decisión.
      Ahora bien, en el caso de la acción colectiva que pueden desprenderse en la lógica de los actores racionales, existen los aportes de Mancur Oslon, quien mediante la obre intitulada Lógica de la acciones colectivas, nos introduce a un razonamiento sobre la formación de “bienes público” como aquellos que son obtenidos por algunos sectores de la sociedad pero que todo disfrutamos, por ejemplo, un jardín o la sombra de un árbol en algún parque, resultan como aquellos bienes que benefician a todos, pero que quizá sólo algunos participaron en su formación, sin embargo, todos tienen acceso a sus beneficios, por eso, se establece el término de free riding como aquél actor que busca que los costos recaigan en otros sujetos no en éste. En otras palabras, este actor aparece como aquél polizón que se aprovecha del viaje del tren sin pagar su cuota correspondiente, si se observa de una forma metafórica. (Olson, Mancur; 1992)
        De esta suerte, la acción racional remite siempre al individualismo metodológico para comprobar sus hipótesis, pues, en la lógica económica el mercado aparece como aquel sujeto que recompensa las acciones de los individuos.
        En otro orden de ideas, surge la teoría de la regulación emanada de una corriente neomarxista en los años 70´s conformada en una primera etapa por Michel Alglieta,  Robert Boyer y Alan Lipietz, estos dos últimos que tienen el proyecto gerpisa que sustenta la teoría de los modelos productivos.  Dicha teoría pretende dar una explicación de las crisis capitalistas mediante el concepto de modelos de producción, pues, consideran que la causa de las primeras está relacionada con la falla o pérdida de vigencia de los segundos; es decir, como si los modelos de producción aparecieran como indicadores de la inminente crisis capitalista. Los elementos que se destacan de esta teoría son dos: modos de regulación y régimen de acumulación.
     Por un lado, el modo de regulación es considerado como el resultado de articulación entre serie de formas institucionales o estructurales, que generan un ambiente adecuado para el desarrollo del régimen de acumulación, pues, respeta la acción individual pero genera una serie de reglas en donde ésta debe circular; es decir, tal régimen puede ser considerado como aquellas instituciones establecidas por el Estado a efecto de asegurar el desarrollo de la economía. Y por otro lado, el régimen de acumulación se presenta como el esquema o modelo  de crecimiento de una economía nacional en una época dada y asigna importancia por igual a las condiciones de producción que a las condiciones de venta de las mercancías. En ese sendito, Alglieta define dos tipos de modelos productivos: a) Régimen de acumulación extensivo (más asalariados); b) Régimen de acumulación intensivo (taylorismo-fordismo). En síntesis, estos son dos tipos de regímenes en la etapa clásica digamos de la teoría de la regulación, pues, actualmente el término de modelo de producción ha adquirido una riqueza mayor a partir de los desarrollo de Gerpisa.  En especial en aquel texto elaborado por Boyer y Freyssenet denominado Modelos Productivos(2001) para ello, los autores hacen un breve recorrido por el concepto de modelo desde la panorámica de cuatro vertientes que configuran un mismo concepto, al señalar:  el ideal a alcanzar: un modelo debe ser una configuración socioproductiva susceptible de movilizar a los actores de la empresa para volverla performante; y tiene como objetivo: delimitar las configuraciones socioproductivas reales perfomantes y no sólo los modelos  popularizados por sus inventores o por las ciencias de la administración; así mismo los actores deben cuidar la perennidad de la empresa de la que viven, es decir su rentabilidad, por tanto concluyen respecto al término de proceso productivo como: El modelo productivo como proceso ampliamente inintencional  de puesta en pertinencia externa y en coherencia interna de los cambios técnicos, organizacionales administrativos y sociales, en respuesta a nuevos problemas de rentabilidad económica y de aceptabilidad social, nacidos de la dinámica del modelo anterior y de las transformaciones del contexto competitivo macroeconómico y societal. Así entonces, las premisas que se desprenden del anterior concepto son la posibilidad de ver al proceso productivo como único y coherente por si mismo, con la finalidad fundamental de mantenerse ante los cambios tecnológicos y la competitividad, mediante la transformación organizacional. De igual forma, surge la necesidad de establecer un modo de crecimiento visto de manera amplia desde el espacio económico y político, que sea congruente con un sistema de ganancia compatible, a manera que se acerque lo más posible al modo de crecimiento actual o si no adaptarlo a éste.  En ese sentido los modos de crecimiento son analizados por los autores  en el siglo XX, definiendo ocho modelos esenciales, aunque cabe hacer la aclaración que sólo se circunscribieron al proceso automotriz. Así mismo, los autores nos advierten que el modo de crecimiento no lo explica todo sobre la demanda y el trabajo, pero, determinan dos elementos esenciales para determinar la estrategia de ganancia: el volumen y la estructura, dentro de un espacio determinado en donde la demanda y las características de la distribución son elementos claves a considerar.     Por ende, es indispensable señalar la estrategia de ganancia que se desprende por los autores en seis fuentes, dentro de las que se encuentras: economías de escala, diversidad de oferta, calidad en el producto, innovación, flexibilidad productiva, la reducción permanente de los costos. De éstas fuentes y combinaciones se desprenden las estrategias de ganancia, que dependen de condiciones de crecimiento para poder desarrollarse, consistiendo en un modelo de congruencia entre estos dos elementos, así como acuerdo los acuerdos que existan entre los actores, en los cuales se puedan incluir sus perspectivas a largo-plazo, dando como resultado los modelos de producción, definidos por los autores de la siguiente manera: compromisos de manejo de empresa, que permiten implementar duraderamente y con beneficio, una de las estrategias de ganancias viables. En ese sentido y considerando las configuraciones socioproductivas se convierten en modelos productivos, aunque de manera no intencional, en la coherencia de: la política producto, de la organización productiva y de la relación salarial con la estrategia de ganancia perseguida; Es decir, la empresa deberá estabilizar una estrategia de ganancia que sea complementaria con el modo de crecimiento de la entidad económica y política en la que la empresa despliega su actividad y establecer un compromiso duradero de gestión de la empresa en relación con los medios empleados para implementar de manera consistente la estrategia elegida.  Desde luego, a partir de los elementos expuestos por los autores se hace un recorrido de carácter histórico por los modelos productivos y sus diferencias respecto de espacio, estrategia y modelo de producción: el tayloriano, woollardiano, fordiano, sloaniano, toyotiano y hondiano, en particular estos últimos destacan por haberse efectuado en el mismo lugar pero con diferentes estrategias, el primero en la especialización flexible y el segundo en la innovación tecnológica, que han tenido resultados interesantes.
5. Crítica al concepto positivista de modelo productivo
 El concepto de modelo productivo se ha convertido en un ideal que pretende reducir la realidad en un marco teórico, pero no distingue los tipos de realidad a analizar en el campo del trabajo, pues, no se define su ámbito de análisis; es decir, no se precisa si la reflexión partirá dentro de la empresa; en las políticas por ramas industriales o actividad; o la políticas macroeconómicas internacionales y su influencia en el campo laboral. Luego entonces, el “modelo” aparece como una pre concepción ideal que se intenta verificar mediante el dato empírico con la realidad, a efecto de comprobar si tiene validez o no.
         En otras palabras, el concepto “modelo” se vincula con la corriente metodológica positivista, la cual se formula mediante la propuesta de una teoría, que posteriormente se convertirá en una hipótesis y acabara como indicadores, tratando de corroborar la realidad por medio de la deducción lógica. Es decir, como si la realidad estuviera presente e inmóvil para ser captada sólo por medio de los sentidos, como lo entendieron aquellos empiristas racionales, que sustentaron en general que la realidad se determinaba por la mera percepción que se tenía de los objetos, entonces, dichos objetos estaban ahí en el exterior esperando que se puedan comprobar por medio de los sentidos del investigador.
En ese sentido se realiza una crítica profunda por parte del doctor de la Garza, al mencionar que aquellos elementos desprendidos de la relación teoría-realidad en la deducción como método legítimo de comprobación, carecen de todo valor epistemológico, pues, las premisas que se desprenden de tales operaciones aparecen como axiomas establecidos a priori,  sin poder entrar en discusión respecto a éstos. Asimismo, el proceso de formación de la ciencia en el positivismo se reduce a la formación de algunos indicadores desprendidos de la deducción, los cuales forman parte de un enunciado singular que será sometido a verificación lógica del mismo, entonces, aparece el problema de comparar los enunciados con las realidades.
     De tal suerte que, los elementos históricos culturales son desprendidos del sujeto, pues, se creyó que únicamente con la deducción lógica se lograría objetividad y la posibilidad de crear leyes universales para dar una explicación científica de la misma. Sin embargo, este último elemento fue el más difícil de resolver para el positivismo, pues, influenciado por los empiristas sólo se concibió a la investigación como producto de las percepciones humanas, por tanto, se alejó del problema de la realidad y se adentró en simples cuestiones de lógica semántica.
     Ahora bien, el positivismo históricamente se le ha ubicado a partir de las concepciones de Augusto Comte, quien ve en el positivismo una dualidad en torno a su demarcación: en primer lugar el elemento de su reconocimiento como el único método de la ciencia; segundo, el dato empírico como mero resultado de observación.
     Además de las anteriores, existen también las consideraciones lógicas y sociológicas, que por un lado, implican un reconocimiento al positivismo es el método que más logra reflexionar los avances de las ciencias naturales, y por otro, la revolución científica- técnica, que observa a la investigación en la lógica de la producción capitalista.
     En efecto, incidió tanto en las otras filosofías que hasta las más críticas como el marxismo fue eminentemente influenciado por ésta, tal como se desprende de aquellos pronunciamientos de Engels, Lenin y Estalin, siendo este último un gran retroceso para el avance revolucionario, pues, consideran a la obra de Marx, como una teoría completa a la que debe adaptarse la humanidad.
     Por consiguiente, el positivismo sufre un gran fracaso, pues, tal como lo menciona el autor en comento: “la incapacidad (positivismo)de reducir la investigación científica a una simple lógica.” Luego entonces, la investigación aplicada por el positivismo no puede someter a la realidad que, sin duda, no es un conjunto de axiomas puros que puedan ordenarse sistemáticamente en una teoría que resulte de mera deducción (De la Garza ; 1988b).
     Por lo tanto, es necesaria una reconstrucción de teorías sin importar que en ocasiones no sean sistemáticas ni congruentes, pero que se acerquen lo más posible a la realidad, en virtud de que ésta no es un simple cúmulo de estructuras sino que está permeada por la voluntad de los sujetos que las modifican, entonces, la realidad se va reconstruyendo a manera de objetivo-subjetivo, entonces, la propuesta por el autor de hacer una reflexión por niveles de abstracción parece la más idónea de las propuestas metodológicas, claro, hasta que no exista alguna que remplace completamente al positivismo o por lo menos que brinde mayores alternativas sin caer en dogmatismos. 
6. La teoría marxista de reconstrucción de realidad y el aporte del configuracionismo
El estudio que se analiza comienza por advertir la pretensión metodológica de Marx, como es el partir de una base real de la población (concreto) hacia ideas simples (abstracto) y retornar a la realidad (concreto); empero, el camino se complica cuando el mismo Marx menciona que lo concreto no es una simple representación de la realidad de manera directa, sino es matizada por categorías y conceptos teóricos.
   Al respecto, han surgido múltiples interpretaciones destacándose las del Galvano Della Volpe y Althusser respectivamente. El primero se enfoca al método del concreto-abstracto-concreto, definiendo que: existe un movimiento circular entre el concreto real y el abstracto ideal que rotan de manera reciproca, en donde ocurre un ajuste y reajuste de las categorías teóricas de manera histórica. El segundo argumenta, que el análisis social se establece en la observación de la producción material, que se efectúa bajo el marco de aspectos determinados por las relaciones de producción, y sólo a partir de ahí surge la nueva teoría; aunque cabe señalar la aportación de este autor del concepto de “concreto del pensamiento” que se desprende de la observación en la actividad humana transformadora de materias primas (trabajo), con determinados medios de producción (manual, maquinaria) y bajo ese esquema se formaría una teoría científica. Del mismo modo, el autor en comento lo relaciona con el “concreto real” como elemento de contraste con el “concreto pensado”.
   Por otra parte, Luporini señala que el método marxista circula entre el andar del concreto abstracto al concreto abstracto, pues, se basa en simples análisis de las condiciones señaladas por los economistas de la época.
   Luego entonces, podemos observar que las divergencias de los teóricos marxistas están sobre la concepción de los puntos nodales, como son:

1)    Concreto real: El objeto en relación de praxis-conocimiento con el sujeto.
2)    Concreto pensado: ya fue señalado con Althusser.
3)    Concreto abstracto: la formación del concepto y su depuración en un marcro teórico.
Así pues, Marx señala como “base de investigación” este punto de partida con el concreto real, distinguiéndola de la fase de exposición( De la Garza; 1988a). Es decir,  en la aportación marxista la realidad no está dada, ni es reducida a verificaciones ni corroboraciones, sino es emanada de la realidad construida; en otras palabras, las categorías y conceptos que se utilizan son para captar la esencia de la realidad que al llegar a la abstracción podrán descomponerse para poder pensar una realidad diferente o posible, claro sin caer en ningún momento en falsos determinismos que se pretendan imponer a la sociedad.
   Por último, quiero traer a relación el configuracionismo, pues, se retoma el análisis de George Lukacs y su Historia y conciencia de clase, en donde haciendo referencia al marxismo éste señala que más que ser una teoría política es un método de reconstrucción de la totalidad. Del mismo modo, el marxismo inició un debate con el neopositivismo intentando recuperar a la hermenéutica. Sin embargo, el marxismo tuvo una confrontación fuerte con el estado social y con el keynesianismo y el funcionalismo.
      Ahora bien, dentro del marxismo se formaron dos corrientes predominantes, por un lado, el oficial Estalinista siendo ortodoxo e intentado hacer una deducción del capital como teoría principal de explicación de la realidad, y por otro, el del método de la Economía política como reconstrucción teórica de la totalidad, en especial que no representaba una simple justificación de las hipótesis. Pero la discusión en este nivel se enfocó hacia Hegel y su dialéctica, por ello, se quedó estancado, pues, no continúo su enfrentamiento natural con el positivismo.
   Del mismo modo, los acontecimientos históricos como la imposición del neoliberalismo y la caída del socialismo real, marcaron de alguna manera el desarrollo de esta teoría. Empero, en gran parte de América Latina la discusión continúo hasta el punto de convertir al marxismo en la doctrina imperante en el mundo académico. En especial se intentó hacer un alejamiento con las estructuras, por ende, se valorizó al sujeto como parte fundamental del análisis, así como surgió el concepto de configuración, como antagónico principal del concepto estandar de teoría.
   De este marxismo, se retoman algunos elementos importantes, como son:
a)     El concepto de ley y de determinación, como ley de tendencia contrastando con el concepto de causalidad;
b)     La concepción de articulación entre objetividad y subjetividad; en otras palabras, la relación del sujeto con el objeto y su espacio de articulación;
c)     La idea del espacio de posibilidades para la acción viable de los sujetos, como alternativa de predicción;
d)     La concepción de praxis en lugar de verificación, pues, ésta representa el espacio entre el sujeto y el objeto en constante transformación; es decir, una relación de movimiento continúo y, por ende, de cambio.
Asimismo, se retoma el concepto de realidad social, entendida como espacio entre articulación entre el objeto y el sujeto y sus interacciones que adquieren cierta autonomía; la aparición de conceptos históricamente determinados que se rearticulan dependiendo  del objeto de estudio; el concepto de objetivación como el producto humano que escapa a sus creadores, dicho análisis se traza por niveles para explicar la totalidad pertinente al objeto.
    Por otra parte, Enrique de la Garza (en proceso de edición; 2011g) retoma el método del concreto-abstracto-concreto, que se desprende del método de la economía política elaborado por Marx, en donde el análisis se divide esencialmente en dos partes la investigación y la explicación. En síntesis, el autor parte del concreto real como la relación del sujeto con el objeto, hacia el concreto abstracto en donde se descomponen éstos a efecto de poder simplificarlos (proceso de investigación), posteriormente de los conceptos simples se reconstruye la teoría hacia la realidad formando el concreto pensado, claro, un elemento importante de esta reconstrucción es la consideración de la lógica y la historia, así como la teoría acumulada. Así pues, la historia es considerada en los virajes que se dan en ésta, como información empírica-histórica apuntalada por conceptos teóricos.
    En síntesis, Marx pone el método a razón del objeto investigado, del desarrollo de la ciencia y de las transformaciones del propio objeto. Al respecto cabe señalar que, la relación primigenia de dicho método es la relación objeto sujeto que, en Marx representa analizar tanto la cara objetiva del objeto como su cara subjetiva, en donde interviene el sujeto y sus significaciones.
       En otro orden de ideas, nos referiremos al concepto de configuración y su relación con la construcción articulada de Hugo Zemelman, en virtud de sus relaciones necesarias cuando esta última utiliza la configuración para alejarse del ámbito positivista y en menor medida del estructuralismo imperante en la teoría marxista de la Academia de ciencias de la URSS. Así pues, las estructuras si bien se deben considerar también es que éstas no necesariamente tengan que ser rígidas sino pueden analizarse como configuraciones; es decir, que puedan ser analizadas como niveles distintos de realidad, con relaciones duras y laxas, en éstas últimas que se admita la metáfora o la analogía , considerando también las contradicción, la discontinuidad o la obscuridad.
      Ahora bien, en cuanto al dato éste se reconstruye a través de una triple interpretación desde la Teoría, la subjetividad de los interrogados, y del interrogador.
      Por último, quisiera retomar la interpretación que de la Garza da a Gramsci al entender la realidad como un caleidoscopio, en el que influyen diferentes perspectivas de tipo estructural, bajo una interpretación de mundos de vida, en donde la objetividad y la subjetividad jueguen un papel importante cuyo análisis concreto sean diferentes niveles de abstracción, en donde sean considerados el poder y la cultura.  
7. Conclusiones
El neoliberalismo y la globalización han sido las teorías económicas predominantes en los últimos años, los cuales han llegado con tal fervor tanto a los ámbitos políticos como académicos encargados del análisis del trabajo que, parecen una realidad inevitable y una derrota a la clase trabajadora y sus propuestas de acción. En especial, porque dichas teorías han sido utilizadas y legitimadas por diferentes gobiernos y órganos de análisis, que han hecho colapsar ciertas propuestas teóricas contrarias a sus pretensiones mediante el manto de un supuesto “método científico” emanado del positivismo, por ello, al pretender fundar la clase trabajadora propuestas fundadas en dichas teorías se les ha desechado por no contener una supuesto sustento científico; es decir, estar contenidas en idealismos o falacias irrealizables.
     Desde luego, la batalla teórica no es fácil, pues, ante la complejidad de la realidad y el aparente triunfó del sujeto racional y el regreso emergente del mercado como ente supra-individual auto regulador de si mismo y de las actividades económicas. Elementos que se han desprendido de la propuesta teórica neoclásica, que aparentemente ha triunfado, porque las teorías clásicas en el mundo del trabajo como son: el movimiento obrero y la dependencia, no han podido dar una reflexión suficiente de la realidad del mudo del trabajo. Es por ello, que la propuesta que se intenta a partir de los Nuevos Estudios Laborales en América Latina, ha intentado dar una respuesta congruente a los embates neoliberales, claro apoyada por otras corrientes tanto del campo de la sociología del trabajo como de la economía o de los estudios organizacionales, pero que rescata criterios epistemológicos críticos como el concepto de reconfiguración, que eminentemente provienen de la teoría crítica del marxismo y que pretenden dar cuenta lo más cercano posible a la realidad, sin caer en dogmatismos o falacias axiológicas de premisas sin contenido.
Bibliografía
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-Boyer, Robert y Michel Freyssenet (2001), Modelos productivos, [Trad. Irene Brousse], Lumen Hvmatitas, Argentina.
-De la Garza Toledo, Enrique Modesto, (1988a) El método concreto abstracto concreto,[Ensayos de metodología marxista], UAM-I, México.
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* Doctor en Estudios Sociales (Estudios Laborales) y de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos.