Los nuevos Estudios Laborales y la metodología marxista como la reconstrucción teórica del trabajo en México.
En el marco de la reestructuración productiva
y el aparente triunfo del neoliberalismo, la decadencia y probable extinción
del trabajo se ha convertido en un discurso común en las comunidades teóricas
en Latinoamérica, quienes no han podido sostener una lucha aparentemente
perdida con la teoría neoliberal cuyo epicentro es el actor racional. En la
mayoría de los casos los argumentos utilizados por dichas comunidades
científicas ha sido las teorías de la dependencia y la nostalgia de movimiento
obrero (De la Garza; 2006c). Sin embargo éstas no han logrado dar cuenta de las
nuevas realidades en el campo del trabajo, como el desarrollo tecnológico, las
nuevas formas de organización en el trabajo, la especialización flexible, entre
otras. En ese sentido, las visiones de algunos centros de investigación en
Latinoamérica han intentado dar una
explicación de esto, ya sea desde el campo de la economía, el derecho, la
sociología, claro todos desde el ámbito del trabajo. Aunque, los resultados no
han sido los óptimos, pues, en la mayoría de los casos los estudios que se
realizan sólo se han centrado en estas teorías y a partir del método hipotético-deductivo, se pretende hacer una
corroboración entre tales teorías y la realidad. En caso de obtener resultados
contrarios a sus formulaciones hipotéticas, sólo se reducen a realizar una
crítica, ya sea al movimiento obrero o al Estado que dirige las políticas, sin
dar propuestas concretas en la mayoría de ocasiones, si no es que pretenden
imponer sus determinaciones a la clase trabajadora y en caso de nos ser
escuchados acusan a los trabajadores de tener “Falsa conciencia”. Luego entonces, los científicos sociales
aparecen como seres extraños que en su “torre de cristal” pretenden hacer
experimentos en la clase trabajadora; empero, ésta necesita una reconstrucción
de su realidad, pues, las relaciones sociales, y en especial las del trabajo no
son simples “fotografías” que deban ser descritas por “científicos”, sino son
un conjunto de relaciones dinámicas entre el sujeto y el objeto, como es la
relación de trabajador con al formación de mercancía. Empero la realidad es más
que eso, por ello, la propuesta de reconstrucción teórica del
concreto-abstracto-concreto (De la Garza; 1988a) me parece pertinente, pues,
pretende la reflexión y reconstrucción dialéctica de la clase trabajadora en su
actor común y la influencia de los teóricos, en donde se pretenda reformular
los conceptos y realidades que se han dado por definitivas (De la Garza; 2010d).
Asimismo, reconstruir teóricamente la identidad laboral y el papel de la acción
colectiva de los sujetos en el campo del trabajo a fin de que sea más acorde y
flexible con la realidad (De la Garza, Enrique, et. al.; 2010).
2. La crisis del trabajo en el marco de la
reestructuración productiva
El
neoliberalismo es la teoría en boga que sustenta una serie de medidas
estructurales en los países de América Latina como son la disminución del
Estado y el regreso a las reglas del mercado, similares a las establecidas en
el liberalismo cuyo elemento principal es considerar a la sociedad como un
conjunto de individuos que actúan racionalmente para obtener la máxima ganancia
con el menor costo, como si ésta fuera una regla universal, y los seres humanos
se guiarán únicamente por este medio bajo la premisa fundamental del interés
(De la Garza, Enriquef, 59-62;1994f ).
En otras palabras el Estado no tiene intervención alguna en el desarrollo de la
economía, entonces, el mercado aparece como el órgano omnipresente que tiende
en todo momento al equilibrio (ley de say) y sólo es determinado por la “ley
(universal) de la oferta y la demanda. En ese sentido, el neoliberalismo
intenta ser una adecuación de este liberalismo y el retorno al mercado como
ente regulador de la economía, su nacimiento es ubicado en cuatro principales
corrientes:
- La escuela de Chicago, eminentemente de origen
positivista representada por Friedman, quien considera que el lenguaje de
la ciencia a excepción de la lógica y la matemática debe ser
observacional;
- La escuela Austriaca, considerada como deductiva
y compresiva a partir de la
deducción con hechos verificables que lleguen a una conclusión de lo
inevitable en el colectivismo. Toma como base el individualismo
metodológico, y el mercado sanciona las acciones de los actores
(prueba-error);
- La escuela de Virgina (Public Choise), se
considera racionalista constructivista y contractualista, busca como
elemento central generar acuerdos y se apoya especialmente en la
Sociología para probar como los sujetos interiorizan las normas;
- Anarcocapitalistas, quienes dan al neoliberalismo
una especie de ética fundados en la naturaleza humana (idem).
Desde luego,
este neoliberalismo no llegó sólo sino además fomento lo que se llamaría la
reestructuración productiva la cual afectó de forma sensible aquel estado
benefactor que como en el caso de México,
otorga a sus trabajadores mediante la legislación del trabajo como la de
Seguridad Social: acceso a la estabilidad en el empleo, protección a los
riesgos y enfermedades derivados del proceso productivo, entre otras
características, que comúnmente se han asociado al sistema de organización
taylorista-fordista industrial(Neffa; 1990).
Así pues, en el caso de México se había
instaurado una especie de “Estado Social” en el cual los derechos laborales
estaban establecidos de manera rígida tanto en la Constitución Política, así
como en diversos ordenamientos legislativos como son: La Ley Federal del
Trabajo, Ley de Protección al Consumidor, entre otras. De tal manera, que el
acceso a la educación, trabajo, vivienda, salud, entre otros derechos, se
convirtieron en derechos de los ciudadanos mexicanos, es más se dio el
nacimiento de nuevos derechos con nociones colectivas como es el Derecho del
Social, en donde se desprende el derecho del Trabajo o el derecho Económico.
Sin embargo, a partir del llamado Consenso de Washington las reformas
estructurales en América Latina, han implementado la desregulación de estos
beneficios estatales a la sociedad, pues, consideran que en un panorama
globalizado éstos disminuyen la competitividad en la producción.
Es entonces, cuando en la década de los
80´s las políticas dirigidas a la reestructuración productiva plantean
específicamente, “(dar)…un gran salto tecnológico, la automatización, la
robótica y la microelectrónica invadieron el espacio fabril, insertándose y
desarrollándose en las relaciones de trabajo y la producción del capital.
(Antunes, Ricardo; 1997)”. Del mismo
modo, las tendencias mundiales de producción demandan la introducción de nuevas
tecnologías, flexibilización del
trabajo, reduciendo de manera significativa los derechos laborales y cambiando
la forma tanto de producción como de organización del trabajo.
Incluso se llegó a considerar que el fin
del trabajo estaba cerca, pues, con la introducción de la tecnología la clase
trabajadora sería desplazada, en particular la de los países llamados
“tercermundistas”, porque la teoría que sustentaba hasta entonces un análisis
creíble era el dependentismo, quien
se fundó en la superexplotación de la fuerza de trabajo con poca calificación
de dichos países. Aunque con algunas investigaciones empíricas de Shaiken se
probaría lo contrario desechando elementos de la teoría dependentista.
No obstante lo anterior, las principales
tesis del fin de las sociedad del trabajo se presentaban desde diferentes
vertientes, desde aquellas que sustentaron el fin del trabajo como la
posibilidad de desarrollo del ser humano, pues, consideraron que con la llegada
de nuevas tecnologías el hombre podría dedicarse a cuestiones culturales o
científicas, en lugar de centrar su energía en la actividad laboral; por otra
parte, aparecieron también aquellas percepciones que creyeron que el trabajo
como tal desaparecería porque con las nuevas condiciones salariales y
laborales, así como la implementación de los espacios no laborales dentro del
trabajo, provocarían en los trabajadores confusión y falta de identidad, pues,
no distinguirían el trabajo del no trabajo, haciendo a un lado la posibilidad
de acción por parte de éstos.
3. Los Nuevos
Estudios Laborales
Al llegar el
neoliberalismo como teoría predominante en el ámbito de las políticas públicas
en algunos países de América Latina, los cuestionamientos a ésta fueron
desechados de manera más o menos fácil por los fundamentos aparentemente
sólidos que emanaban de ella derivados en la mayoría de ocasiones a partir de
modelos matemáticos con cierta sofisticación, entonces, las comunidades
interesadas en el conocimiento del campo del trabajo intentaron dar una
respuesta coherente a los embates del mismo, mediante la creación de una nueva
corriente de estudio “Nuevos Estudios Laborales en América Latina a la
corriente que se originó apenas a los mediados de los ochenta al calor de la
llamada re-estructuración productiva en grandes empresas de la región en lo
tecnológico, organizacional, en
flexibilidad laboral, en las características de la mano de obra, posteriormente
en encadenamientos productivos, vinculado todo esto con la apertura de las
economías.” (De la Garza; 2006c)
Dichos estudios entraron en debate con
otras corrientes que parecían dominantes, toda vez que las teorías fuertes en
materia del trabajo se centraron en tres posiciones:
- los estudios del movimiento obrero que en su
mayoría tuvieron como característica principal estar centrados en la
acción de sus dirigentes, fueran sindicales, partidarios, gubernamentales,
empresariales o militares. ( La investigación de los trabajadores de base
no interesaba en si misma porque las condiciones objetivas estaban
dadas y la conciencia llegaría
desde afuera a través de aquellos verdaderos actores de la historia.)
- La teoría de la dependencia que no comprendió la
importancia de estudiar a los trabajadores en el trabajo, y fuera del
mismo, porque su nivel de análisis siempre fue desde el centro a la
periferia. no pudiendo superar los nuevos acontecimientos económicos y el
cambio de los regímenes militares.
- La aún vigente teoría neoclásica que fue
fundamento de los acontecimientos actuales en el marco de la re
estructuración productiva, sin embargo, su nivel de análisis sólo alcanzó
el nivel macro, pues, fue utilizado para la elaboración de reformas
estructural como son el control de la inflación, los déficits fiscales, la
desregulación económica entre otros. En especial la importancia de esta
última perspectiva es a partir de su capacidad para realizar comprobación
por medio de modelos matemáticos con cierto grado de sofisticación, los
cuales han sido adoptados como “verdades” por gran parte de los estados,
por tanto, desechando de alguna manera los Nuevos Estudios Laborales, por
considerarlos como meros estudios de caso. ( ibídem; pp. 20-23)
De lo anterior
se deduce que, dentro del mundo del trabajo las teorías que quisieron dar una
interpretación al respecto, fueron minadas la mayoría por su exceso
estructuralista, en donde los sujetos obreros no son considerados como sujetos
de cambio social o revolucionarios, sino como meros elementos circunstanciales
que aparecen sometidos por las circunstancias, sin que puedan influir en el
curso de éstas.
De tal forma que, al caer la posición del
socialismo real en especial aquella que se centraba en las condiciones externas
de existencia como las que determinan la conciencia, se dio un giro hacia el
sujeto. Por consiguiente, la teoría que apareció como adecuada a ésta fue la
del actor racional y el regreso a la desregulación del mercado, a efecto de
poder llevar a cabo los ideales impuestos por la política neoliberal, como son
la competencia y la globalización.
En otro orden de ideas, los Nuevos
Estudios Laborales plantean dar una explicación al mundo del trabajo evitando
caer en estructuralismos o aspectos positivistas, sin dejar de tener el
carácter científico del mismo. Es decir, la lucha teórica se da desde la
crítica de las teorías que intentaron dar cuenta a las realidades laborales con
cuestiones como recetas o simplificaciones.
En consecuencia, los Nuevos Estudios
Laborales, pretenden cuestionarse a cada paso su andar, a fin de poder dar como
resultado lo más apagado a la realidad ó por lo menos a la construcción de los
que se pretende como realidad.
El presente
apartado lo he denominado con este título porque el actor racional aparece como
aquella teoría a vencer, pues, sustenta en gran medida los postulados tanto del
liberalismo clásico como del neoliberalismo, pero lo más sorprendente es que es
emanada de la vieja concepción neoclásica, claro con sus respectivas
adecuaciones. De igual manera, retomo la teoría de la regulación, por ser
digamos aquella que produce el concepto de modelo
productivo, que hoy en día está en boga o que intenta explicar de alguna
manera los cambios en el mundo del trabajo, intentando según sus creadores
alejarse del estructuralismo de otras explicaciones y hacer una crítica al llamado
homo economicus.
Primeramente como ya lo he mencionado
trataré el tema del actor racional emanado de la teoría neoclásica, el cual se
considera como aquel que tiene la información oportuna y completa para poder
tomar la mejor decisión con el menor esfuerzo posible, también se le ha llamado
a esta vertiente como la acción parametrica.
Ahora bien, la segunda concepción que se
tiene de la acción racional es denominada, la regla de juego, pues, la acción
racional pasa a formularse como acción estratégica, toda vez que el campo este
delimitado por una serie de ordenamientos que permiten predecir el actuar del
otro, esta tendencia parece desprenderse de la teoría del neoinstitucionalismo,
el cual cuenta con un actor de racionalidad limitada por las reglas del juego y
que se apoya en las instituciones para disminuir los costos de transacción (la
capacidad de hacer cumplir los acuerdos), quienes definen los derechos de
propiedad(Di Maggio, Paul, Powel J. y Walter W.; 1991). Otra influencia importante
en ese sentido es la racionalidad limitada de Herbert Simon, quien cuestiona el
término de utilidad señalando que tiene un carácter subjetivo, además de
argumentar que ningún sujeto puede tener la información completa y disponible,
pues, en la toma de decisiones se utiliza cierto grado de intuición(Simon,
Herbert; 1989).
En consecuencia, la racionalidad no se
puede entender totalmente como racional, sino en todo caso como lo óptimo
alcanzable por el sujeto, dependiendo del cúmulo de circunstancias e intereses
que influyan en su decisión.
Ahora bien, en el caso de la acción
colectiva que pueden desprenderse en la lógica de los actores racionales,
existen los aportes de Mancur Oslon, quien mediante la obre intitulada Lógica de la acciones colectivas, nos
introduce a un razonamiento sobre la formación de “bienes público” como
aquellos que son obtenidos por algunos sectores de la sociedad pero que todo
disfrutamos, por ejemplo, un jardín o la sombra de un árbol en algún parque,
resultan como aquellos bienes que benefician a todos, pero que quizá sólo
algunos participaron en su formación, sin embargo, todos tienen acceso a sus
beneficios, por eso, se establece el término de free riding como aquél actor que busca que los costos recaigan en
otros sujetos no en éste. En otras palabras, este actor aparece como aquél
polizón que se aprovecha del viaje del tren sin pagar su cuota correspondiente,
si se observa de una forma metafórica. (Olson, Mancur; 1992)
De esta suerte, la acción racional remite
siempre al individualismo metodológico para comprobar sus hipótesis, pues, en
la lógica económica el mercado aparece como aquel sujeto que recompensa las
acciones de los individuos.
En otro orden de ideas, surge la teoría
de la regulación emanada de una corriente neomarxista en los años 70´s
conformada en una primera etapa por Michel Alglieta, Robert Boyer y Alan Lipietz, estos dos
últimos que tienen el proyecto gerpisa que sustenta la teoría de los modelos
productivos. Dicha teoría pretende dar
una explicación de las crisis capitalistas mediante el concepto de modelos de
producción, pues, consideran que la causa de las primeras está relacionada con
la falla o pérdida de vigencia de los segundos; es decir, como si los modelos
de producción aparecieran como indicadores de la inminente crisis capitalista.
Los elementos que se destacan de esta teoría son dos: modos de regulación y
régimen de acumulación.
Por un lado, el modo de regulación es considerado como el resultado de
articulación entre serie de formas institucionales o estructurales, que generan
un ambiente adecuado para el desarrollo del régimen de acumulación, pues,
respeta la acción individual pero genera una serie de reglas en donde ésta debe
circular; es decir, tal régimen puede ser considerado como aquellas
instituciones establecidas por el Estado a efecto de asegurar el desarrollo de
la economía. Y por otro lado, el régimen de acumulación se presenta como el
esquema o modelo de crecimiento de una
economía nacional en una época dada y asigna importancia por igual a las
condiciones de producción que a las condiciones de venta de las mercancías. En
ese sendito, Alglieta define dos tipos de modelos productivos: a) Régimen de
acumulación extensivo (más asalariados); b) Régimen de acumulación intensivo
(taylorismo-fordismo). En síntesis, estos son dos tipos de regímenes en la
etapa clásica digamos de la teoría de la regulación, pues, actualmente el
término de modelo de producción ha adquirido una riqueza mayor a partir de los
desarrollo de Gerpisa. En especial en
aquel texto elaborado por Boyer y Freyssenet denominado Modelos Productivos(2001) para ello, los autores hacen un
breve recorrido por el concepto de modelo desde la panorámica de cuatro
vertientes que configuran un mismo concepto, al señalar: el ideal a alcanzar: un modelo debe ser una
configuración socioproductiva susceptible de movilizar a los actores de la
empresa para volverla performante; y tiene como objetivo: delimitar las
configuraciones socioproductivas reales perfomantes y no sólo los modelos popularizados por sus inventores o por las
ciencias de la administración; así mismo los actores deben cuidar la perennidad
de la empresa de la que viven, es decir su rentabilidad, por tanto concluyen
respecto al término de proceso productivo como: El modelo productivo como
proceso ampliamente inintencional de
puesta en pertinencia externa y en coherencia interna de los cambios técnicos,
organizacionales administrativos y sociales, en respuesta a nuevos problemas de
rentabilidad económica y de aceptabilidad social, nacidos de la dinámica del
modelo anterior y de las transformaciones del contexto competitivo
macroeconómico y societal. Así entonces, las premisas que se desprenden del
anterior concepto son la posibilidad de ver al proceso productivo como único y
coherente por si mismo, con la finalidad fundamental de mantenerse ante los
cambios tecnológicos y la competitividad, mediante la transformación
organizacional. De igual forma, surge la necesidad de establecer un modo de
crecimiento visto de manera amplia desde el espacio económico y político, que
sea congruente con un sistema de ganancia compatible, a manera que se acerque
lo más posible al modo de crecimiento actual o si no adaptarlo a éste. En ese sentido los modos de crecimiento son
analizados por los autores en el siglo
XX, definiendo ocho modelos esenciales, aunque cabe hacer la aclaración que
sólo se circunscribieron al proceso automotriz. Así mismo, los autores nos
advierten que el modo de crecimiento no lo explica todo sobre la demanda y el
trabajo, pero, determinan dos elementos esenciales para determinar la
estrategia de ganancia: el volumen y la estructura, dentro de un espacio
determinado en donde la demanda y las características de la distribución son
elementos claves a considerar. Por
ende, es indispensable señalar la estrategia de ganancia que se desprende por
los autores en seis fuentes, dentro de las que se encuentras: economías de
escala, diversidad de oferta, calidad en el producto, innovación, flexibilidad productiva,
la reducción permanente de los costos. De éstas fuentes y combinaciones se
desprenden las estrategias de ganancia, que dependen de condiciones de
crecimiento para poder desarrollarse, consistiendo en un modelo de congruencia
entre estos dos elementos, así como acuerdo los acuerdos que existan entre los
actores, en los cuales se puedan incluir sus perspectivas a largo-plazo, dando
como resultado los modelos de producción, definidos por los autores de la
siguiente manera: compromisos de manejo de empresa, que permiten implementar
duraderamente y con beneficio, una de las estrategias de ganancias viables. En
ese sentido y considerando las configuraciones socioproductivas se convierten
en modelos productivos, aunque de manera no intencional, en la coherencia de:
la política producto, de la organización productiva y de la relación salarial
con la estrategia de ganancia perseguida; Es decir, la empresa deberá
estabilizar una estrategia de ganancia que sea complementaria con el modo de
crecimiento de la entidad económica y política en la que la empresa despliega
su actividad y establecer un compromiso duradero de gestión de la empresa en
relación con los medios empleados para implementar de manera consistente la
estrategia elegida. Desde luego, a
partir de los elementos expuestos por los autores se hace un recorrido de
carácter histórico por los modelos productivos y sus diferencias respecto de
espacio, estrategia y modelo de producción: el tayloriano, woollardiano,
fordiano, sloaniano, toyotiano y hondiano, en particular estos últimos destacan
por haberse efectuado en el mismo lugar pero con diferentes estrategias, el
primero en la especialización flexible y el segundo en la innovación
tecnológica, que han tenido resultados interesantes.
5. Crítica al concepto positivista de modelo productivo
El concepto de
modelo productivo se ha convertido en un ideal que pretende reducir la realidad
en un marco teórico, pero no distingue los tipos de realidad a analizar en el
campo del trabajo, pues, no se define su ámbito de análisis; es decir, no se
precisa si la reflexión partirá dentro de la empresa; en las políticas por
ramas industriales o actividad; o la políticas macroeconómicas internacionales
y su influencia en el campo laboral. Luego entonces, el “modelo” aparece como
una pre concepción ideal que se intenta verificar mediante el dato empírico con
la realidad, a efecto de comprobar si tiene validez o no.
En otras palabras, el concepto
“modelo” se vincula con la corriente metodológica positivista, la cual se
formula mediante la propuesta de una teoría, que posteriormente se convertirá
en una hipótesis y acabara como indicadores, tratando de corroborar la realidad
por medio de la deducción lógica. Es decir, como si la realidad estuviera
presente e inmóvil para ser captada sólo por medio de los sentidos, como lo
entendieron aquellos empiristas racionales, que sustentaron en general que la
realidad se determinaba por la mera percepción que se tenía de los objetos,
entonces, dichos objetos estaban ahí en el exterior esperando que se puedan
comprobar por medio de los sentidos del investigador.
En ese sentido
se realiza una crítica profunda por parte del doctor de la Garza , al mencionar que
aquellos elementos desprendidos de la relación teoría-realidad en la deducción
como método legítimo de comprobación, carecen de todo valor epistemológico,
pues, las premisas que se desprenden de tales operaciones aparecen como axiomas
establecidos a priori, sin poder entrar en discusión respecto a
éstos. Asimismo, el proceso de formación de la ciencia en el positivismo se
reduce a la formación de algunos indicadores desprendidos de la deducción, los
cuales forman parte de un enunciado singular que será sometido a verificación
lógica del mismo, entonces, aparece el problema de comparar los enunciados con
las realidades.
De tal suerte que, los elementos
históricos culturales son desprendidos del sujeto, pues, se creyó que
únicamente con la deducción lógica se lograría objetividad y la posibilidad de
crear leyes universales para dar una explicación científica de la misma. Sin
embargo, este último elemento fue el más difícil de resolver para el
positivismo, pues, influenciado por los empiristas sólo se concibió a la
investigación como producto de las percepciones humanas, por tanto, se alejó
del problema de la realidad y se adentró en simples cuestiones de lógica
semántica.
Ahora bien, el positivismo históricamente
se le ha ubicado a partir de las concepciones de Augusto Comte, quien ve en el
positivismo una dualidad en torno a su demarcación: en primer lugar el elemento
de su reconocimiento como el único método de la ciencia; segundo, el dato
empírico como mero resultado de observación.
Además de las anteriores, existen también
las consideraciones lógicas y sociológicas, que por un lado, implican un
reconocimiento al positivismo es el método que más logra reflexionar los
avances de las ciencias naturales, y por otro, la revolución científica-
técnica, que observa a la investigación en la lógica de la producción capitalista.
En efecto, incidió tanto en las otras
filosofías que hasta las más críticas como el marxismo fue eminentemente
influenciado por ésta, tal como se desprende de aquellos pronunciamientos de
Engels, Lenin y Estalin, siendo este último un gran retroceso para el avance
revolucionario, pues, consideran a la obra de Marx, como una teoría completa a
la que debe adaptarse la humanidad.
Por consiguiente, el positivismo sufre un
gran fracaso, pues, tal como lo menciona el autor en comento: “la incapacidad
(positivismo)de reducir la investigación científica a una simple lógica.” Luego
entonces, la investigación aplicada por el positivismo no puede someter a la
realidad que, sin duda, no es un conjunto de axiomas puros que puedan ordenarse
sistemáticamente en una teoría que resulte de mera deducción (De la Garza ;
1988b).
Por lo tanto, es necesaria una
reconstrucción de teorías sin importar que en ocasiones no sean sistemáticas ni
congruentes, pero que se acerquen lo más posible a la realidad, en virtud de
que ésta no es un simple cúmulo de estructuras sino que está permeada por la
voluntad de los sujetos que las modifican, entonces, la realidad se va
reconstruyendo a manera de objetivo-subjetivo, entonces, la propuesta por el
autor de hacer una reflexión por niveles de abstracción parece la más idónea de
las propuestas metodológicas, claro, hasta que no exista alguna que remplace
completamente al positivismo o por lo menos que brinde mayores alternativas sin
caer en dogmatismos.
6. La teoría marxista de reconstrucción de realidad y el
aporte del configuracionismo
El estudio que
se analiza comienza por advertir la pretensión metodológica de Marx, como es el
partir de una base real de la población (concreto) hacia ideas simples
(abstracto) y retornar a la realidad (concreto); empero, el camino se complica
cuando el mismo Marx menciona que lo concreto no es una simple representación
de la realidad de manera directa, sino es matizada por categorías y conceptos
teóricos.
Al respecto, han surgido múltiples interpretaciones
destacándose las del Galvano Della Volpe y Althusser respectivamente. El
primero se enfoca al método del concreto-abstracto-concreto, definiendo que:
existe un movimiento circular entre el concreto real y el abstracto ideal que
rotan de manera reciproca, en donde ocurre un ajuste y reajuste de las
categorías teóricas de manera histórica. El segundo argumenta, que el análisis
social se establece en la observación de la producción material, que se efectúa
bajo el marco de aspectos determinados por las relaciones de producción, y sólo
a partir de ahí surge la nueva teoría; aunque cabe señalar la aportación de
este autor del concepto de “concreto del pensamiento” que se desprende de la
observación en la actividad humana transformadora de materias primas (trabajo),
con determinados medios de producción (manual, maquinaria) y bajo ese esquema
se formaría una teoría científica. Del mismo modo, el autor en comento lo
relaciona con el “concreto real” como elemento de contraste con el “concreto
pensado”.
Por otra parte, Luporini señala que el
método marxista circula entre el andar del concreto abstracto al concreto
abstracto, pues, se basa en simples análisis de las condiciones señaladas por
los economistas de la época.
Luego entonces, podemos observar que las
divergencias de los teóricos marxistas están sobre la concepción de los puntos
nodales, como son:
1) Concreto real:
El objeto en relación de praxis-conocimiento con el sujeto.
2) Concreto
pensado: ya fue señalado con Althusser.
3) Concreto
abstracto: la formación del concepto y su depuración en un marcro teórico.
Así pues, Marx
señala como “base de investigación” este punto de partida con el concreto real,
distinguiéndola de la fase de exposición( De la Garza; 1988a). Es decir, en la aportación marxista la realidad no está
dada, ni es reducida a verificaciones ni corroboraciones, sino es emanada de la
realidad construida; en otras palabras, las categorías y conceptos que se
utilizan son para captar la esencia de la realidad que al llegar a la abstracción
podrán descomponerse para poder pensar una realidad diferente o posible, claro
sin caer en ningún momento en falsos determinismos que se pretendan imponer a
la sociedad.
Por último, quiero traer a relación el
configuracionismo, pues, se retoma el análisis de George Lukacs y su Historia y conciencia de clase, en donde
haciendo referencia al marxismo éste señala que más que ser una teoría política
es un método de reconstrucción de la totalidad. Del mismo modo, el marxismo
inició un debate con el neopositivismo intentando recuperar a la hermenéutica.
Sin embargo, el marxismo tuvo una confrontación fuerte con el estado social y
con el keynesianismo y el funcionalismo.
Ahora bien, dentro del marxismo se
formaron dos corrientes predominantes, por un lado, el oficial Estalinista
siendo ortodoxo e intentado hacer una deducción del capital como teoría
principal de explicación de la realidad, y por otro, el del método de la Economía política como
reconstrucción teórica de la totalidad, en especial que no representaba una
simple justificación de las hipótesis. Pero la discusión en este nivel se
enfocó hacia Hegel y su dialéctica, por ello, se quedó estancado, pues, no
continúo su enfrentamiento natural con el positivismo.
Del mismo modo, los acontecimientos
históricos como la imposición del neoliberalismo y la caída del socialismo
real, marcaron de alguna manera el desarrollo de esta teoría. Empero, en gran
parte de América Latina la discusión continúo hasta el punto de convertir al
marxismo en la doctrina imperante en el mundo académico. En especial se intentó
hacer un alejamiento con las estructuras, por ende, se valorizó al sujeto como
parte fundamental del análisis, así como surgió el concepto de configuración,
como antagónico principal del concepto estandar de teoría.
De este marxismo, se retoman algunos
elementos importantes, como son:
a) El concepto de
ley y de determinación, como ley de tendencia contrastando con el concepto de
causalidad;
b) La concepción
de articulación entre objetividad y subjetividad; en otras palabras, la
relación del sujeto con el objeto y su espacio de articulación;
c) La idea del
espacio de posibilidades para la acción viable de los sujetos, como alternativa
de predicción;
d) La concepción
de praxis en lugar de verificación, pues, ésta representa el espacio entre el
sujeto y el objeto en constante transformación; es decir, una relación de
movimiento continúo y, por ende, de cambio.
Asimismo, se
retoma el concepto de realidad social, entendida como espacio entre
articulación entre el objeto y el sujeto y sus interacciones que adquieren
cierta autonomía; la aparición de conceptos históricamente determinados que se
rearticulan dependiendo del objeto de
estudio; el concepto de objetivación como el producto humano que escapa a sus
creadores, dicho análisis se traza por niveles para explicar la totalidad
pertinente al objeto.
Por otra parte, Enrique de la Garza (en
proceso de edición; 2011g) retoma el método del concreto-abstracto-concreto,
que se desprende del método de la economía política elaborado por Marx, en
donde el análisis se divide esencialmente en dos partes la investigación y la
explicación. En síntesis, el autor parte del concreto real como la relación del
sujeto con el objeto, hacia el concreto abstracto en donde se descomponen éstos
a efecto de poder simplificarlos (proceso de investigación), posteriormente de
los conceptos simples se reconstruye la teoría hacia la realidad formando el
concreto pensado, claro, un elemento importante de esta reconstrucción es la
consideración de la lógica y la historia, así como la teoría acumulada. Así
pues, la historia es considerada en los virajes que se dan en ésta, como
información empírica-histórica apuntalada por conceptos teóricos.
En síntesis, Marx pone el método a razón
del objeto investigado, del desarrollo de la ciencia y de las transformaciones
del propio objeto. Al respecto cabe señalar que, la relación primigenia de
dicho método es la relación objeto sujeto que, en Marx representa analizar
tanto la cara objetiva del objeto como su cara subjetiva, en donde interviene
el sujeto y sus significaciones.
En
otro orden de ideas, nos referiremos al concepto de configuración y su relación
con la construcción articulada de Hugo Zemelman, en virtud de sus relaciones
necesarias cuando esta última utiliza la configuración para alejarse del ámbito
positivista y en menor medida del estructuralismo imperante en la teoría
marxista de la Academia de ciencias de la URSS. Así pues, las estructuras si
bien se deben considerar también es que éstas no necesariamente tengan que ser
rígidas sino pueden analizarse como configuraciones; es decir, que puedan ser
analizadas como niveles distintos de realidad, con relaciones duras y laxas, en
éstas últimas que se admita la metáfora o la analogía , considerando también
las contradicción, la discontinuidad o la obscuridad.
Ahora bien, en cuanto al dato éste se
reconstruye a través de una triple interpretación desde la Teoría, la
subjetividad de los interrogados, y del interrogador.
Por
último, quisiera retomar la interpretación que de la Garza da a Gramsci al
entender la realidad como un caleidoscopio, en el que influyen diferentes
perspectivas de tipo estructural, bajo una interpretación de mundos de vida, en
donde la objetividad y la subjetividad jueguen un papel importante cuyo
análisis concreto sean diferentes niveles de abstracción, en donde sean
considerados el poder y la cultura.
7. Conclusiones
El
neoliberalismo y la globalización han sido las teorías económicas predominantes
en los últimos años, los cuales han llegado con tal fervor tanto a los ámbitos
políticos como académicos encargados del análisis del trabajo que, parecen una
realidad inevitable y una derrota a la clase trabajadora y sus propuestas de
acción. En especial, porque dichas teorías han sido utilizadas y legitimadas
por diferentes gobiernos y órganos de análisis, que han hecho colapsar ciertas
propuestas teóricas contrarias a sus pretensiones mediante el manto de un
supuesto “método científico” emanado del positivismo, por ello, al pretender
fundar la clase trabajadora propuestas fundadas en dichas teorías se les ha
desechado por no contener una supuesto sustento científico; es decir, estar
contenidas en idealismos o falacias irrealizables.
Desde luego, la batalla teórica no es
fácil, pues, ante la complejidad de la realidad y el aparente triunfó del
sujeto racional y el regreso emergente del mercado como ente supra-individual auto
regulador de si mismo y de las actividades económicas. Elementos que se han
desprendido de la propuesta teórica neoclásica, que aparentemente ha triunfado,
porque las teorías clásicas en el mundo del trabajo como son: el movimiento
obrero y la dependencia, no han podido dar una reflexión suficiente de la
realidad del mudo del trabajo. Es por ello, que la propuesta que se intenta a
partir de los Nuevos Estudios Laborales en América Latina, ha intentado dar una
respuesta congruente a los embates neoliberales, claro apoyada por otras
corrientes tanto del campo de la sociología del trabajo como de la economía o
de los estudios organizacionales, pero que rescata criterios epistemológicos
críticos como el concepto de reconfiguración, que eminentemente provienen de la
teoría crítica del marxismo y que pretenden dar cuenta lo más cercano posible a
la realidad, sin caer en dogmatismos o falacias axiológicas de premisas sin
contenido.
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* Doctor en Estudios Sociales (Estudios Laborales) y de la Asociación
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